«EL ESPIRITU, EL ALMA Y EL CUERPO»
(1 Tes. 5, 23)

AUTOR: JOSEP FRANCISCO RODRIGUEZ I PARDO (GABRIEL ELIAS, O.C.P.) FECHA: 10-9-2002 Y 25-10-2016 (ver Oráculos al final: APÉNDICES I Y II).-

S U M A R I O

1) SAGRADA ESCRITURA: A.T. Y N.T.

2) EL HOMBRE ES IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS.

3) EL HOMBRE BAUTIZADO Y EN GRACIA ES UNO EN DOS NATURALEZAS CREADAS: HUMANA (cuerpo y alma) Y ANGUELICA (espíritu).

4) CREACION POR DIOS DEL COMPUESTO HUMANO-ANGUELICO DEL HOMBRE.

5) PROCEDENCIAS DE DICHO COMPUESTO HUMANO.

6) CO-TEMPORALIDAD DEL ALMA Y DEL CUERPO,
Y PRE-EXISTENCIA DEL ESPIRITU (ANGUEL ENCARNADO).

7) DIFERENCIA ENTRE EL ALMA Y EL ESPIRITU: SIGNIFICADOS.

8) COMO ESTAN UNIDOS EL ALMA, EL CUERPO Y EL ESPIRITU.

9) CARACTERISTICAS Y PROPIEDADES DEL ALMA Y DEL ESPIRITU (ANGUEL ENCARNADO).

10) ESCATOLOGIA DEL ALMA, DEL CUERPO Y DEL ESPIRITU.
1) SAGRADA ESCRITURA

A) EL ALMA

1.- EN EL ANTIGUO TESTAMENTO (A.T.).

a.- Textos del A.T. que diferencían entre el alma y el espíritu.
b.- Otros textos importantes del A.T. sobre el alma. c.- Otros textos del A.T. sobre el alma.

2.- EN EL NUEVO TESTAMENTO (N.T.).

a.- Textos del N.T. que diferencían entre el alma y el espíritu.
b.- Otros textos importantes del N.T. sobre el alma. c.- Otros textos del N.T. sobre el alma.

B) EL ESPIRITU

1.- EN EL A.T.

a.- Textos del A.T. que diferencían entre el alma y el espíritu.
b.- Otros textos importantes del A.T. sobre el espíritu. c.- Otros textos del A.T. sobre el espíritu.

2.- EN EL N.T.

a.- Textos del N.T. que diferencían entre el alma y el espíritu.
b.- Otros textos importantes del N.T. sobre el espíritu. c.- Otros textos del N.T. sobre el espíritu.

C) CONCLUSION.-

A.1.a.- Textos del A.T. que diferencían entre el alma y el espíritu.

Sab. 15, 11: «Le inspiró un ALMA activa
y le infundió un espíritu vivificante.»

Sab. 16, 14: «No puede hacer tornar el espíritu que se fué ni liberar al alma ya acogida en el Hades.»

Is. 26, 8-9: «Tu recuerdo son el anhelo del alma
con todo mi espíritu por la mañana te busco».

Is. 57, 16: «El espíritu ante Mi desmayaría y las almas QUE YO HE CREADO.»

Ba. 3, 1: «mi alma en angustia,
mi espíritu abatido clama a Ti.»

Dn. 3, 39: «Con alma contrita y espíritu humillado te sean aceptos».

Dn. 3, 86: «espíritus y almas de los justos bendecid al Señor.»

A.1.b.- Otros textos importantes del A.T. sobre el alma.-

Gn. 9, 5: «A todos y a cada uno reclamaré el alma humana». Gn. 35, 18: «Ella al exhalar el alma cuando se moría.»

Dt. 6, 4-5: «Amarás a YHWH tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza.»

1 Re. 17, 21-22: «Que vuelva el alma de este niño dentro de él… volvió a él el alma y revivió.»

Salm. 15, 10: «No has de abandonar mi alma en el seol.» Salm. 29, 4: «Tu has sacado YHWH mi alma del seol.»

Salm. 85, 13: «Tu has librado mi alma del fondo del seol.» Salm. 88, 49: «Librará su alma de la garra del seol.»

Prov. 23, 14: «Librarás su alma del seol.»

Sab. 2, 22: «El premio de las almas intachables.»

Sab. 3, 1: «Las almas de los justos están en manos de Dios.»

Sab. 15, 8: «Cuando le reclamen la devolución de su alma».

Is. 38, 15.17: «en la amargura de mi alma,
tu preservaste mi alma de la fosa».

Jer. 15, 9: «Exhalaba el alma.»

Lam. 3, 58: «Has defendido la causa de mi alma, mi vida has rescatado.»

A.1.c.- Otros textos del A.T. sobre el ALMA.

Gn. 2, 7; Gn. 9, 10.12.15s; Gn. 27, 4; Ex. 15, 9; Dt. 26, 16;
Jos. 22, 5; Jos. 23, 14; Juec. 5, 21;
1 Re. 1, 29; 1 Re. 2, 4; 1 Re. 19, 2; 2 Re, 2, 2.4.6;
1 Cro. 34, 31;
Salm. 6, 4-5; Salm. 10, 1; Salm. 12, 2; Salm. 16, 13; Salm. 21, 21; Salm. 22, 3; Salm. 24,
1.13; Salm. 25, 9; Salm. 30, 10; Salm. 34, 23; Salm. 34, 17; Salm. 37, 13; Salm. 40, 5;
Salm. 41-42, 2.3-5s.7.12; Salm. 43, 5; Salm. 43, 26; Salm. 48, 9.16; Salm. 54, 19; Salm.
55, 7; Salm. 56, 2.5.7; Salm. 58, 4; Salm. 61, 2.6; Salm. 62, 2.6.10; Salm. 65, 9; Salm. 69,
19; Salm. 70, 10.13.23; Salm. 71, 13-14; Salm. 74, 19; Salm. 78, 50; Salm. 85, 2-4; Salm.
85, 14; Salm. 87, 4.15; Salm. 93, 19; Salm. 102, 1-2.22; Salm. 103, 1.35; Sal. 106, 5.9.26;
Salm. 108, 20.31; Salm. 114-115,
7-8; Salm. 118, 20.28.81.175; Salm. 119, 2.6; Salm. 120, 7; Salm. 122, 4; Salm. 123, 5.7;
Salm. 129, 5s; Salm. 130, 2; Salm. 140, 8; Salm. 141, 5.8; Salm. 142, 3.6.8.11.12; Salm.
145, 1;

Prov. 21, 10; Prov. 24, 12; Prov. 27, 9;
Ct. 1, 7; Ct. 3, 1-2.4
Sab. 1, 11; Sab. 3, 13; Sab. 4, 11.14; Sab 7, 27; Sab. 10, 16; Sab. 14, 11; Sab, 14, 26; Sab.
17, 1.8.15

Ecltco. 2, 1; Ecltco. 4, 17; Ecltco. 6, 2; Ecltco. 7, 17; Ecltco. 7, 29; Ecltco. 14, 16; Ecltco.
31, 29; Ecltco. 34, 17; Ecltco. 37, 6.12-14; Ecltco. 51, 6; Ecltco. 51, 19.24.26;

Is. 10, 18; Is. 15, 4; Is. 55, 3; Is. 58, 11; Is. 61, 10;
Jer. 12, 7.12; Jer. 31, 12; Jer. 31, 14; Jer. 31, 25;
Lam. 3, 20.24.25;
Ba. 2, 18
Ez. 13, 18-20; Ez. 24, 21.25; Ez. 27, 31; Ez. 36, 5;
Jon. 2, 6; Jon. 2, 8;
Miq. 6, 7; Miq. 7, 1.3;
Hab, 2,4;
Zac. 11, 8;
Malaq. 2, 15-16.

A.2.a.- Textos del N.T. que diferencían el alma y el espíritu

Lc. 1, 46-47: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador».

1 Tes. 5, 23: «todo vuestro ser: el espíritu, el alma y el cuerpo».

Heb. 4, 12: «Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu».

A.2.b.- Otros textos importantes del N.T. sobre el alma

Mt. 10, 28: «el alma no pueden matarla.»

Mt. 10, 28: «que perezcan cuerpo y alma en la guehenna».

Mt. 22, 37: «Amarás a Dios con toda tu alma».

Mc. 12, 30: «Amarás al Señor tu Dios, con toda tu alma.»

Lc. 12, 19: «Y diré a mi alma: alma mía tienes muchos bienes.»

Act. 20, 10: «Su alma alienta dentro de él.»

Act. 2, 27: «No abandonarás mi alma en el Hades.»

Rm. 2, 9: «sobre toda alma humana que obre el mal.»

1 Cor. 15, 45: «El primer hombre, Adán, alma viviente.»

Heb. 6, 19: «segura y sólida ancla de nuestra alma.»

Heb. 10, 39: «creyentes para salvación del alma».
Heb. 13, 17: «velan sobre vuestras almas.»

Stgo. 1, 21: «capaz de salvar vuestras almas.» 1

Pe. 1, 9: «la salvación de las almas.»

Apoc. 6, 9: «al pie del altar las almas de los degollados».

Apoc. 20, 4: «vi también las almas de los decapitados».

A.2.c.- Otras 21 citas del N.T. sobre el alma

Mt. 11, 29; 12, 18; 26, 38; Mc. 14, 34; Lc. 12, 19; 2, 35;
12, 20; 10, 27; Jn. 12, 27; Act. 2, 41; 4, 32; 2 Cor. 12, 15;
1 Pe. 4, 19; 2, 25; 2, 11; Stgo. 5, 20; 2 Pe. 2, 14; 2, 8;
3 Jn. 2; Apoc. 16, 3; 18, 14.-

B.1.a.- Textos del A.T. que diferencían el alma y el espíritu

Job, 7, 11: «Hablaré en la angustia de mi espíritu, me quejaré en la amargura de mi alma.»

Sab. 15, 11: «le infundió un alma activa y le inspiró un espíritu vivificante».

Sab. 16, 14: «no puede hacer tornar el espíritu que se fué,
ni liberar el alma ya acogida en el Hades.»

Is. 26, 9: «con toda mi alma te anhelo,
con todo mi espíritu por la mañana te busco».

Is. 57, 16: «el espíritu ante mi desmayaría y las almas que YO HE CREADO.»

Ba. 3, 1: «mi alma en angustia,
mi espíritu abatido es el que clama a Tí.»

Dn. 3, 39: «con alma contrita y con espíritu humillado te seamos aceptos.»

Dn. 3, 86: «espíritus y almas de los justos, bendecid al Señor.»

B.1.b.- Otros textos importantes del A.T. sobre el espíritu

Ex. 35, 21: «impulsaba su corazón y movía su espíritu a traer la ofrenda a YHWH.»

2 Re. 2, 15: «el espíritu de Elías reposa sobre Eliseo.»

2 Cro. 36, 22: «Movió YaHWeH el espíritu de Ciro.»

Salm. 30, 5: «en tus manos encomiendo mi espíritu.»

Is. 38, 16: «todo lo que hay en ellos es vida de su espíritu.»

Is. 57, 15: «para avivar el espíritu de los abatidos.»

Ez. 36, 26-27: «os daré un corazón nuevo e infundiré en vosotros un espíritu nuevo.»

Ez. 37, 5.6.8: «Voy a hacer entrar el espíritu en vosotros
.14 y viviréis.»

Ez. 37, 9: «Ven espíritu y sopla sobre estos muertos y así vivan»

Dn. 7, 15: «Yo Daniel quedé muy impresionado en mi espíritu.»

Malaq. 2, 15: «ha hecho un solo ser que tiene carne y espíritu.»

Zac. 12, 1: «YHWH forma el espíritu del hombre en su interior.»

B.1.c.- Otros textos del A.T. sobre el espíritu

Gn. 6, 3; 45, 27; Num. 14, 24; 27, 18; Dt. 2, 30; 34, 9;
Juec. 15, 19; 1 Re. 21, 5; 1 Cro. 5, 26.26; 2 Cro. 21, 16;
Esd. 1, 1;
Job. 6, 4; 26, 4; 34, 14;
Salm. 32, 2; 34, 19; 51, 12; 77, 6; 106, 33; 139, 7; 143, 10.
Prov. 1, 23; 11, 13; 15, 13; 17, 22; 29, 23.

Sab. 2, 3; 5, 3; 7, 20; 7, 23; 9, 15; 12, 1.
Ecltco. 38, 23; 39, 6; 48, 12; 48, 24.
Is. 28, 6; 32, 15; 34, 16; 42, 5; 54, 6; 61, 3; 65, 14;
Jer. 51, 11.
Ez. 1, 12.20; 3, 12.14.14; 8, 3; 10, 17; 11, 1; 18, 31.
Dn. 2, 1.3; 5, 11.12; 6, 4.
Ag. 1, 14.14.
Zac. 12, 10.

B.2.a.- Textos del N.T. que diferencían el alma y el espíritu

Lc. 1, 47: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador.»

1 Tes. 5, 23: «En todo vuestro ser: en el espíritu, el alma y el cuerpo.»

Heb. 4, 12: «penetra hasta la frontera del alma y del espíritu.»

B.2.b.- Otros textos importantes del N.T. sobre el espíritu.

Mt. 27, 50: «Con voz potente exhaló el espíritu.» Mc. 8, 12: «suspirando en su espíritu dice…»

Lc. 8, 55: «Y su espíritu volvió a ella y se levantó.»

Lc. 23, 46: «Padre en tus manos encomiendo mi espíritu.»

Lc. 24, 39: «porque un espíritu no tiene carne y huesos.»

Jn. 11, 33: «se conmovió en su espíritu, se turbó.»

Jn. 19, 30: «inclinando la cabeza entregó el espíritu.»

Act. 7, 59: «Señor JESUS, recibe mi espíritu.»

Act. 18, 25: «con fervor de espíritu hablaba y enseñaba.»

Act. 23, 8: «dicen que no hay resurrección, ni anguel ni espíritu.»

Act. 23, 9: «¿Y si le hubiera hablado un espíritu o un anguel?.»

Rm. 8, 6: «El anhelo del espíritu es vida y paz.»

Rm. 8, 9: «No estais en la carne, sino en el espíritu.»

Rm. 8, 16: «El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu.» 1

Cor. 2, 11: «el espíritu del hombre que está en él.»

1 Cor. 5, 3: «Pero presente en espíritu, como si estuviera.»

1 Cor. 5, 4: «congregados vosotros y mi espíritu.»

1 Cor. 5, 5: «y el espíritu sea salvo en el día del Señor.»

1 Cor. 6, 17: «se hace con el Señor un solo espíritu.»

1 Cor. 14, 14: «mi espíritu ora, pero mi mente queda sin fruto.»

1 Cor. 14, 15: «Oraré con el espíritu y oraré también con la mente.»

2 Cor. 7, 13: «cuyo espíritu quedó tranquilo ante la actitud.»

Gal. 5, 17: «Pues la carne desea contra el espíritu.»

Gal. 5, 17: «Y el espíritu contra la carne.»

Col. 2, 5: «en espíritu estoy presente entre vosotros.»

2 Tim. 1, 7: «el espíritu que Dios nos dió no es de timidez.»

Heb. 1, 14: «y qué son todos los angueles sino espíritus.»

Heb. 12, 23: «a los espíritus de los justos llegados a la consumación.»

Sant. 4, 5: «tiene deseos ardientes el espíritu que El ha hecho habitar en nosotros.»

1 Jn. 4, 3: «Todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios.»

1 Jn. 4, 6: «Así conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error.» Jud. 19: «viven una vida sólo natural sin tener el espíritu.»

B.2.c.- Otras citas del N.T. sobre el espíritu

A) PNEUMA: nom. acus. voc. neutro:

Mt. 26, 41; Mc. 14, 38; Lc. 24, 37.
Jn. 3, 6; 4, 24; 6, 63.
Rm. 4, 5.10.15.15; 11, 8.
1 Cor. 15, 45; 16, 18.
2 Cor. 4, 13.
Gal. 6, 8.
Ef. 1, 17.
1 Jn. 4, 2.2.6.
Apoc. 19, 10.

B) PNEUMATA: nom. y acus. plural neutro:

1 Cor. 14, 32.
Heb. 1, 7.14.
1 Jn. 4, 1.

C) PNEUMATI: dat. sing. neutro:

Mc. 2, 8
Lc. 1, 17.80
Jn. 4, 23.24; 13, 21
Act. 20, 22
Rm. 1, 9; 2, 29; 8, 9; 12, 11; 9, 1.
1 Cor. 4, 21; 7, 34; 14, 2.16
2 Cor. 2, 13; 12, 18
Gal. 3, 3; 6, 1
Ef. 4, 23
Fil. 1, 27
1 Pe. 3, 18; 4, 6
1 Jn. 4, 1
Apoc. 17, 3; 21, 10.

D) PNEUMATOS: gen. sing. neutro:

Rm. 7, 6; 8, 2.5
2 Cor. 7, 1
Gal. 6, 8.18
2 Tim. 4, 22
Film. 25

Sant. 2, 26

E) PNEUMATôN: gen. plural neutro:

1 Cor. 12, 10; Heb. 12, 9.

C) CONCLUSION

Según estos textos de la Sagrada Escritura, se deduce de ellos que el alma y el espíritu no son sinónimos, ni simples modalidades, ni significados diferentes de una misma cosa, sino que el alma y el espíritu se diferencían realmente entre sí:
Job. 7, 11; Sab. 15, 11; 16, 14; Is. 26, 9; 57, 16; Ba. 3, 1;
Dn. 3, 39; 3, 86; Lc. 1, 46-47; 1 Tes. 5, 23; Heb. 4, 12.

El hombre, desde el Bautismo y manteniéndose en gracia de Dios, según la Sagrada Escritura, por ser imágen y semejanza de Dios, está compuesto por tres sustancias unidas entre sí (alma, cuerpo y espíritu), formando una sola persona asumente (anguélica, porque espíritu quiere decir Angel encarnado Heb. 1, 7.14) en dos naturalezas creadas: humana (cuerpo y alma) y anguélica (espíritu = Anguel encarnado), ya que identificamos el espíritu del hombre con el Anguel de la Guarda santo-asumente del hombre en el cual se encarna micro-hipostáticamente, formando una unidad inconfuse, indivise, inseparabiliter e inmutabiliter en esta vida, es decir, sin confusión: sin mezcla, ni combinación, indivisible, inseparada y sin cambio, desde la concepción en esta vida, permanenciendo en gracia de Dios y estando Bautizado según la Iglesia Católica.

El hombre es así, desde el Bautismo y manteniéndose en gracia de Dios, por encarnación de su Anguel principal (Mt. 18, 10), una sola persona asumente (anguélica) en dos naturalezas creadas: humana (cuerpo y alma) y anguélica (espíritu del hombre en el que se encarna su Anguel Custodio o el Anguel principal de los demás angueles que cada hombre tenga asignados), ya que espíritu quiere decir Anguel en tanto que encarnado
micro-hipostáticamente (Heb. 1, 7.14: PNEUMATA), ya que la naturaleza del Anguel es ser un espíritu y su oficio (lo que hace) es ser un Anguel de acuerdo con San Agustín (CATEC. 329; 328; 330; 336; 350; 1053).

2) EL HOMBRE ES IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS.

La Sagrada Escritura atestigua en diversos pasajes que el hombre es imágen de Dios y semejanza de El, ver por ejemplo:
Gn. 1, 27; 5, 1; 9, 6; Sab. 2, 23; Sir. 17, 1-4; 1 Cor. 11, 7; Sant. 3, 9.
Y es imágen y semejanza de Dios en los tres constitutivos de su persona. Así el alma es imágen de Dios Padre (principio vital que no tiene principio en el cuerpo, sino en Dios Padre Creador); el cuerpo es imágen de Dios Hijo Jesucristo; y nuestro espíritu (Anguel encarnado) es imágen de DIOS ESPIRITU SANTO.
Pero lo que en este trabajo nos interesa resaltar es que, desde el Bautismo y manteniéndose en gracia de Dios, el hombre es imágen y semejanza de la unión hipostática entre el Verbo Dios y el hombre (cuerpo y alma) de Jesucristo Nuestro Señor, ya que Dios nos ha dado un Anguel principal que se encarna en nosotros micro- hipostáticamente en 2 naturalezas: humana (nuestro cuerpo y nuestra alma) y anguélica (nuestro espíritu) de modo inconfuso: sin mezcla, ni combinación, sino que nuestro espíritu (nuestro Anguel encarnado) se une a nuestra alma y a nuestro cuerpo de forma impregnante y envolvente, como una sobre-alma santo-asumente y así se nos une nuestro Anguel encarnado de forma individida, inseparada y sin cambio, análogamente y de modo semejante a como ocurre en la unión hipostática de Jesucristo, si bien quien se une a nosotros como espíritu no es el Verbo Dios sino un Anguel encarnado micro-hipostáticamente, es decir, una micro-persona anguélica santo-asumente de nuestras 2 naturalezas citadas: humana (nuestro cuerpo y nuestra alma) y anguélica (nuestro espíritu encarnado: Heb. 1, 7.14).
Porque «Nadie podrá negar que cada fiel tiene a su lado un Anguel como Protector y pastor para conducir su vida» (CATEC. 336), «desde su comienzo (Mt. 18, 10), hasta la muerte (Lc. 16, 22), la Vida HUMANA está rodeada de su custodia y de su intercesión» (CATEC. 336). «El nombre de Anguel indica su oficio, no su naturaleza. Si preguntas por su naturaleza te diré que es un espíritu; si preguntas por lo que hace te diré que es un Anguel» (CATEC. 329). Así nuestro Anguel principal se encarna en nuestra alma y en nuestro cuerpo micro-hipostáticamente y así es nuestro espíritu (Sab. 15, 11; Dn. 3, 86; Lc. 1, 46-47; 1 Tes. 5, 23; Heb. 1, 7.14; Heb. 4, 12) por el cual pasamos a ser imágen y semejanza de Jesucristo en su unión hipostática, solo que no somos Dios ni somos divinos, sino anguélicos y humanos asumidos por una sola persona anguélica micro- hipostáticamente (micro-personalmente), desde el Bautismo y manteniéndose en gracia. Esta unión micro-hipostática nuestra citada, está tensionada por nuestra concupiscencia de nuestra carne, por las interferencias y tentaciones de los malos espíritus (demonios) y por los escándalos y pecados del mundo, pero a través del Santo Bautismo que nos perdona los pecados hasta su recepción y nos da la inhabitación de la
Santísima Trinidad (que actúa como sobre-espíritu nuestro, impregnante, envolvente y Teo-asumente) en obediencia a Dios citado, a través de la ascecis y del acostumbrarnos al espíritu, podemos así crecer en perfección y santidad y reproducir por analogía y semejanza la imágen de Jesucristo en su unión hipostática, no como El con Dios Verbo (su Espíritu), sino en un ser inferior y que debe adorar a Dios Jesucristo (Heb. 1, 6s) y que es nuestro Anguel principal encarnado en nosotros micro-hipostáticamente (micro-personalmente, micro-anguélicamente), con plena garantía de unidad micro-hipostática desde nuestro Santo Bautismo con el que durante toda la vida debemos vivir en gracia de Dios y así ser fieles a las promesas bautismales de FE, ADORACION (a Dios), ESPERANZA y CARIDAD a Dios y a la Iglesia Católica y renuncia a todo pecado, al mal y al Maligno, viviendo en ORACION (personal y comunitaria); recibiendo los SANTOS SACRAMENTOS y cumpliendo los MANDAMENTOS DE DIOS, todo ello en el seno de la Santa Iglesia Católica, necesaria para salvarse, porque la unión micro-hipostática se rompe con el pecado grave o mortal, pudiéndose recuperar y sanar mediante el acto de contricción perfecta y a la mayor brevedad con la confesión consiguiente en el Sacramento de la Penitencia y Reconciliación necesario también para salvarse.
Así podemos con todo ello crecer en conocimento, armonía, unidad y concordia con nuestro Anguel encarnado (nuestro espíritu) y ser otro cristo (con minúsculas) siendo así Anguel encarnado y hombre verdadero a semejanza, analogía e imágen de la Unión Hipostática de Jesucristo, en el cual su espíritu era Dios Verbo que había encarnado su alma y su cuerpo verdaderos de Jesucristo, y en nosotros en lugar de Dios Verbo nuestro espíritu es nuestro anguel encarnado, por tanto inferior y creado (criatura) en 2 naturalezas: humana (nuestra alma y nuestro cuerpo) y anguélica (nuestro espíritu) unidas como detallamos en el siguiente punto 3) y en todo este trabajo que fundamenta estas afirmaciones a partir de la diferencia que dicha Sagrada Escritura hace entre el alma y el espiritu (Sab. 15, 11; Dn. 3, 86; Lc. 1, 47; 1 Tes. 5, 23; Heb. 4, 12 y otros textos citados), y de la verdad de fe de la existencia de los ángueles (espíritus ver Heb. 1, 7.14), atestiguado por la Sagrada Escritura y con unanimidad por la Tradición (CATEC. 328; 329; 336), por la cual unión micro-anguélica (espíritu del hombre), el hombre es imágen y semejanza de Dios, de Jesucristo en su Unión Hipostática (desde el Bautismo nuestro), conforme he explicado aquí y en este trabajo, manteniéndonos en gracia de Dios siempre.

3) EL HOMBRE BAUTIZADO Y EN GRACIA ES UNO EN 2 NATURALEZAS
CREADAS: HUMANA (cuerpo y alma) Y ANGUELICA (espíritu).-

El hombre del Antiguo Testamento poseía espíritu en preparatio (Anguel de la Guarda), y también todo hombre posee un Anguel de la Guarda (espíritu en preparatio), pero no a nivel de micro-hipóstasis anguélica encarnada, como así ocurre en y desde el Bautismo de Jesucristo según la Santa Iglesia Católica, por la cual se reproduce desde este Sacramento del Bautismo la imágen de Jesucristo, la analogía anguélica de la unión hipostática de Jesucristo, no a nivel de Dios Verbo, sino a nivel inferior de Anguel encarnado micro-hipostáticamente en 2 naturalezas humana (alma y cuerpo) y anguélica (nuestro espíritu), en el seno de la Santa Iglesia Católica, desde el Bautismo y viviendo en gracia de Dios.
Antes del Bautismo nuestro Anguel de la Guarda (espíritu en preparatio), nos conduce en preparatio a Jesucristo en el Evanguelio a incorporarnos a la Santa Iglesia Católica, mediante la recepción de dicho Bautismo, sellando así la fe, la esperanza y la caridad hacia Jesucristo Dios, que nos mueve así a creer en El y a guardar los Mandamentos, para así justificados desde el Bautismo y manteniéndose en gracia de Dios, reproduzcamos la imágen de Jesucristo siendo nosotros los bautizados micro- cristos inferiores, es decir, anguélicos y humanos como se explica seguidamente, en el seno de la Santa Iglesia Católica.
La unión micro-hipostática de nuestro Anguel encarnado (espíritu), se rompe por el pecado grave o mortal, por el que el Anguel encarnado se separa de nosotros y guarda distancia, remordiéndonos la conciencia hasta el fin, para que nos convirtamos a tiempo y haciendo pesar sobre nuestra alma y nuestro cuerpo, la mano de Dios que nos acusa; para cuyo remedio, recomposición y sanación de dicha unión micro-hipostática citada, rota por el pecado grave o mortal, está el ACTO DE CONTRICCION PERFECTA (p.ej. el Señor mío Jesucristo), que debe hacerse a la mayor brevedad después de dicho pecado para no endurecerse y no caer en plano inclinado de nuevos y mayores pecados. Y así arrepentidos se debe acudir consiguientemente a la CONFESION de dichos pecados citados, mediante la recepción del SACRAMENTO de la Penitencia y Reconciliación que nos deuelve, con todo ello, la amistad con Dios y nos restaura y restituye el Don de la unión micro-hipostática de nuevo con nuestro Anguel encarnado (nuestro espíritu) santo- asumente para a continuación seguir reproduciendo dicha imágen y semejanza de Jesucristo, viviendo en gracia de Dios siempre, para así tener vida eterna, llegar a salvación y no ser declarado réprobo (condenarse) por no arrepentirse a tiempo de los pecados graves o mortales, por lo cual el alma que rechaza a Dios hasta el fín y no se convierte de dichos pecados graves o mortales, va al Infierno porque él se auto-condena por rechazar la gracia de Dios y la Verdad que habría podido salvarle.
Así por analogía del Dogma Cristológico enseñado en Calcedonia, establecemos que el hombre, desde el Bautismo y manteniéndose en gracia de Dios, es una sola persona anguélica asumente de 2 naturalezas creadas: humana (cuerpo y alma) y anguélica (espíritu encarnado); porque el Anguel principal que Dios da a cada hombre se encarna así micro-hipostáticamente en nuestro cuerpo y en nuestra alma (desde el Bautismo y manteniéndose en gracia de Dios), de modo inconfundido (sin mezcla, ni combinación), indivisible, inseparado y sin cambio. La diferencia de estas 2 naturalezas humana y anguélica (espíritu) de ningún modo queda suprimida por su unión, sino que quedan a salvo las propiedades de cada una de las naturalezas y confluyen (desde el Bautismo y manteniéndose en gracia de Dios), en un solo sujeto y en una sola persona anguélica asumente micro-hipostáticamente de dichas dos naturalezas creadas; humana (cuerpo y alma) y anguélica encarnada (espíritu, ver. Heb. 1, 7.14).
Dado que por esta unión micro-hipostática quedan a salvo las propiedades de cada una de nuestras 2 naturalezas, nuestra alma humana asumida está dotada de un verdadero conocimento racional humano, desenvolviéndose en las condiciones históricas de espacio y tiempo. Por ello debemos progresar en sabiduría, en estatura, y en gracia (Lc. 2, 52) y así adquirir aquello que en la condición humana se adquiere por aprendizaje.
Pero al mismo tiempo, dado que por dicha unión micro-hipostática, no queda suprimida la diferencia de nuestra naturaleza anguélica encarnada sino que quedan a salvo sus propiedades también, nuestro conocimento humano de nuestra alma se ve enriquecido por la vida y la penetración anguélica de nuestra persona (micro-hipóstasis) asumente (nuestro Anguel encarnado) a lo largo de nuestra vida (ver 7.B), desde nuestro Bautismo y manteniéndose en gracia de Dios.

Así con esta penetración anguélica, nuestro Anguel encarnado (espíritu) en nosotros, nos santifica (pide continuamente perdón por nuestras faltas), nos auxilia para que hagamos actos de fe, adoración a Dios, esperanza y amor a Dios y a la Iglesia Católica; y nos mueve para que busquemos ante todo así nuestra salvación y para ello nos incorpora a la Santa Iglesia Católica, la cual es necesaria para salvarse. Dicho Anguel encarnado (espíritu) «glorifica a Dios sin cesar y coopera en toda obra buena que hacemos» (CATEC. 350) e intercede por nosotros haciendonos clamar «Abbá, Padre» (Rm. 8, 14-16) y
«Dios mío» (cf. Jn. 20, 28) y nuestro Anguel encarnado (espíritu) con sus órdenes y voces imperativas dirige nuestra conciencia moral (recibida de Dios) y remuerde dicho nuestro espíritu nuestra conciencia cuando pecamos, y nos manda cumplir los 10 Mandamentos de la Ley de Dios. Así, con todo ello, podemos reconocer y conocer al Anguel que se encarna en nosotros micro-hipostáticamente como he explicado con un conocimento cada vez más perfecto desde el Bautismo.
Así, desde el Bautismo y manteniéndose en gracia de Dios, nuestro Anguel encarnado micro-hipostáticamente (nuestro espíritu) es la persona asumente de nuestras 2 naturalezas asumidas (no absorbidas). Así todo en nuestra humanidad (cuerpo y alma), debe ser atribuido a nuestra persona anguélica como su propio sujeto personal que precede, acompaña y sigue a toda obra buena que hacemos nosotros (CATEC. 350) y no solamente es sujeto de atribución de los hechos sobrenaturales, sino tambien de todos los sufrimentos y de nuestra misma muerte (libación a Dios).
Así, desde el Bautismo y manteniéndose en gracia de Dios, por estar santo- asumidos por nuestra persona anguélica así explicada poseemos dos voluntades y dos operaciones creaturales, anguélica de nuestro Anguel encarnado en nosotros y humana (cuerpo y alma), que no deben ser opuestas, sino cooperantes. Nuestra voluntad humana debe obedecer a nuestra voluntad anguélica encarnada, sin hacerle resistencia, ni oposición, sino estando sub-ordinada a dicha voluntad santa-anguélica asumente, mediante la renuncia a nosotros mismos por seguir a Jesucristo Dios nuestro y vivir en gracia de Dios.
Esta obediencia a nuestra persona anguélica (nuestro espíritu) se encuentra tensionada debido a la concupiscencia de la carne, que debe superar su antagonismo al espíritu mediante la ascesis y el dominio de uno mismo para convertirse de carne a cuerpo, pronto para cumplir la voluntad de Dios ( Heb. 10, 7-9) y está tensionada e interferida también por los malos espíritus (demonios) y por los escándalos del mundo que debemos vencer a través de la oración, incorporados a la Santa Iglesia Católica, los Sacramentos, las promesas bautismales, y el cumplimento de la vida católica Completa (Mandamentos, Bienaventuranzas y Dones del Espíritu Santo), a todo lo cual nos auxilia nuestro espíritu bueno (Anguel encarnado en nosotros), al cual mediante dicha ascesis, acostumbrándonos a nuestro espíritu (San Ireneo), mediante la obediencia con todo nuestro ser (espíritu, alma y cuerpo) a Jesucristo, el cual si bien tenía un alma como nosotros (aunque jamás sujeta a pecado), su espíritu era el mismo Dios Verbo de Dios, por lo que debe ponerse en mayúsculas el espíritu de Jesucristo (Espíritu), si bien gozaba también Jesucristo de un Anguel de la Guarda (San Gabriel Arcánguel), aunque no estaba hipostatizado en El como si lo estaba en Dios Verbo, el cual hacía las funciones de espíritu en Jesucristo, con dos voluntades: Divina y humana, la cual voluntad humana de Jesucristo «sigue a su voluntad Divina, sin hacerle resistencia, ni oposición, sino todo lo contrario, estando subordinada a esta Voluntad Omnipotente» (CATEC. 475) de Dios Verbo (su espíritu), ya que en El no se encarnó hipostáticamente ningún Anguel, sino sólo Dios Verbo (su espíritu), aunque todos los Angueles le servían y adoraban (CATEC. 331/333).

4) CREACION POR DIOS DE NUESTRO COMPUESTO HUMANO-ANGUELICO

El hombre no se ha dado el ser a sí mismo, sino que lo ha recibido de Dios por Creación de El. Esto ha ocurrido en las dos naturalezas que unidas forman nuestro compuesto humano-anguélico, es decir, Dios nos ha creado el alma, el cuerpo y también nuestro espíritu (Anguel principal encarnado). Veamos las bases en las que se fundamentan estas afirmaciones, es decir, lo que enseña la Sagrada Escritura y el Magisterio de la Santa Iglesia Católica:

A) EL ALMA (nepesh; psujé)

Las almas han sido CREADAS POR DIOS, porque lo dice la Sagrada Escritura:
En Is. 57, 16 se dice claramente «las almas que YO HE CREADO»; y en Sab. 15, 11 se dice: «[Dios] le inspiró un alma activa». También se dice que el alma es creada por Dios e infundida por El cuando en Gn 2, 7 se dice: «Yahweh Dios… insufló en sus narices aliento de vida y resultó el hombre un alma viviente» (comp. con 1 Cor. 15, 45: el primer hombre Adán, ALMA viviente). Y que el alma tiene su orígen en Dios su Creador tambien se dice en Sab. 15, 8: «cuando le reclamen la DEVOLUCION de su alma» y en Gn. 9, 5: «a todos y a cada uno RECLAMARE el alma humana», porque sin que pre-existan, «las almas de los justos están en manos de Dios» (Sab. 3, 1), porque tienen en El su origen creado (Is. 58, 16), y también se dice esto en 1 Re. 17, 21-22: «Yahweh, Dios mío, que vuelva, por favor, el alma de este niño dentro de él. Yahweh escuchó la voz de Elías y el alma volvió a él y REVIVIO».
En el Nuevo Testamento, el texto más claro de que las almas son creadas directamente por Dios lo encontramos en 1 Cor. 15, 45 que la Biblia de Jerusalén traduce acertadamente: «Así es como dice la Escritura: Fue hecho el primer hombre, Adán, ALMA viviente» (ver. Gn. 2, 7).
El Magisterio de la Iglesia Católica (cito con la versión castellana del Denzinger) enseña que las almas son creadas INMEDIATAMENTE por DIOS (D 20, D 2327) de la nada (D 348) sin que preexistan a la infusión en el cuerpo (D 203; D 236); no es engendrada por los padres (D 170; D 533); es infundida en el feto, por tanto antes del parto (D 1185).

El CATECISMO de la Iglesia Católica enseña en este mismo sentido que: las almas sin IRREDUCTIBLES a la sola materia y tiene el alma su orígen sólo en Dios (CATEC 33), porque son creadas a imágen de Dios (CATEC 362) y que por ello «cada alma espiritual es DIRECTAMENTE CREADA por DIOS» y no es producida por los padres y el alma es así inmortal (CATEC. 366; 382; 990).
Siguiendo estas enseñanzas de la Sagrada Escritura y del Magisterio podemos CONCLUIR que Dios es el UNICO CREADOR directo e inmediato de todas y cada una de las almas y que por tanto debe ser rechazado como erróneo decir que procede de los padres y también es erróneo decir que el alma es una emergencia del cuerpo, ya que el alma procede únicamente de Dios por creación directa de El, infundiéndola El en el cuerpo desde el mismo momento de la concepción, desde que hay un cigoto y se inicia la división celular en dicho cigoto y se forma el embrión, que es el signo de la presencia del alma que dirige dichas operaciones celulares y hacen al cuerpo viviente y cristi-humano (imágen de Jesucristo, Nuevo Adán), por la virtud de dicha alma creada e infundida directamente por Dios en y desde el cigoto, por lo cual desde el mismo momento de la concepción por la presencia de dicha alma creada e infundida por Dios directamente (sin que preexista al cuerpo) y por el cuerpo en el cigoto podemos decir que desde dicha concepción existe un ser humano completo (alma y cuerpo) dotado de derechos inalienables, por lo que el aborto es un crimen abominable contra dicho ser humano indefenso que clama a Dios, debiéndose prevenir el mal-aborto con evangelización, conversión y adhesión de la madre y del padre a la fe católica completa, incorporación a la Santa Iglesia Católica y evitar las miserias económicas y sociales, y la defensa del derecho y deber a la vida de acuerdo con Jesucristo Dios y hombre verdadero.

B) EL CUERPO.

El cuerpo de cada hombre procede también en su orígen de Dios Creador, porque El creó a Adán (Gn. 1, 27) y de Adán «procede todo el linaje de los hombres» (Tob. 8, 6), por eso Adán que «fue creado solo» junto con su mujer (Gn. 5, 1-2; Sab. 10, 1-2; Gn. 1, 27) es «el padre del mundo» (Sab. 10, 1-2) y por eso «está por encima de todos los seres creados» (Sir. 49, 16; Ecltco. 49, 16), siendo «su mujer Eva la madre de todos los vivientes» (Gn. 3, 20; Gn. 1, 27s).
Por tanto, también el cuerpo de cada hombre y mujer tiene su orígen en Dios Creador, porque el creó a Adán y a su mujer Eva (Gn. 5, 1-2; Tob. 8, 6) y de ambos procedemos todos los seres humanos (Sab. 10, 1-2; Tob. 8, 6) por generación de padres a hijos desde entonces.
Este orígen en Dios Creador y en Adán creado, no debe ser olvidado por cada hombre al contemplar su cuerpo que es también imágen de Jesucristo (Nuevo Adán), por lo que el hombre debe agradecer a Dios el regalo de su cuerpo (cima del universo material: CATEC. 33) y santificarlo mediante el cumplimento del 5º mandamento de Dios Padre que manda «no matarás» y que en su contrapartida plenificante positiva manda la defensa de la vida y de la salud para llegar a salvación, para lo cual hemos de creer en Dios (adhesión y contenido católico) y recibir el Santo Bautismo para limpiarnos del pecado original de Adán (que se transmite por propagación, no por imitación), diciendo no a perder el Paraíso nunca más, disponiéndonos con las promesas bautismales de fe, adoración, esperanza y caridad a Dios y a la Iglesia Católica (teologales), y con renuncia al pecado, al mal y al Maligno, a entrar en el Reino de Dios cumpliendo el Evanguelio de Jesucristo, en el seno de la Santa Iglesia Católica.
Dado que como causa derivada y procedente de Adán, los padres con su aportación del espermatozoide y del óvulo y la gestación, nos transmiten el cuerpo, debemos amar a nuestros padres por el cumplimento del 4º mandamento de Dios Padre que manda «honrar al padre y a la madre», para llegar así a salvación y no ser con todo ello declarado réprobo (condenarse).
También por todo ello, para vivir conforme a lo enseñado por Jesucristo, hemos de evitar todos los pecados contra el cuerpo como son: la mutilación y la esterilización, la molicie que es falta de templanza; el hambre del Tercer y Cuarto Mundo; los pecados sexuales que dañan la dignidad del cuerpo que es imágen de Dios (la masturbación, la fornicación, el adulterio, la prostitución, la homosexualidad) santificándolo con el santo noviazgo y el Matrimonio católico; la pereza, santificándolo con el trabajo a imágen de Sant Josep y Jesucristo y María y los Santos. Todo lo que vaya contra la vida y la salud: el aborto, la violencia, el homicidio, el terrorismo, la guerra, la tortura, la explotación, la falta de asistencia sanitaria, la eutanasia (=maltanasia) y la falta de asistencia integral (corporal y espiritual) a los ancianos (Tercera edad) y a los moribundos; las faltas de caridad y de misericordia; las faltas de justicia y de paz; las faltas de alimentación, techo, vestido y bienes necesarios para todos los seres humanos del planeta. El tatuaje que es figura e imitación de la marca del Anticristo, porque el cuerpo sólo es de Dios y no se debe afear, ni esclavizar, ni estropear, ya que eso es un robo contra el regalo de Dios que es el cuerpo y menos aún adorar jamas al Anticristo, ni aceptar su marca con tatutaje.-

C) EL ESPIRITU

El espíritu del hombre que es el Anguel principal de cada hombre que se encarna (micro-hipostatiza) desde el Bautismo en el hombre (en su alma y en su cuerpo)(1 Tes. 5, 23; Heb. 4, 12; Heb. 1, 7.14), también ha sido creado por Dios (CATEC. 331/333; 336) y «contempla constantemente el rostro de mi Padre que está en los cielos» (Mt. 18, 10); es «agente de sus ORDENES, atento a la voz de su Palabra» (Salm. 103, 20); «glorifica a Dios sin cesar y coopera en toda obra buena que hacemos» (CATEC. 350); nos «rodean con su custodia» (Salm. 34, 8; 91, 10-13) e interceden por nosotros (Job. 33, 23-24; Rm. 8, 14- 16) y es nuestro PROTECTOR para conducir nuestra vida (CATEC 336) y «con su fraterna SOLICITUD ayuda grandemente a nuestra flaqueza» (CATEC. 1053).
Este espíritu del hombre (ver Sagrada Escritura 1.B. 1 y 2) que es el Anguel principal que Dios nos ha dado y que se encarna micro-hipostáticamente en y desde el Bautismo (manteniéndose en gracia de Dios) en nuestra alma y en nuestro cuerpo (1 Tes. 5, 23; Heb. 4, 12), desde su comienzo (Mt. 18, 10), hasta nuestra muerte (Mt. 27, 50; Lc. 16, 22), es criatura puramente espiritual; tiene inteligencia y voluntad
santo-asumente; es persona santo-asumento e inmortal (Lc. 20, 36) y supera en perfección nuestro ser visible. El resplandor de su gloria da testimonio de ello (Dn. 10, 9- 12)(CATEC 330.328).
Este espíritu (Anguel principal) que se encarna micro-hipostáticamente desde el Bautismo en nuestra alma y en nuestro cuerpo, es UNICO, es decir, no se encarnan micro-hipostáticamente en la misma alma dos ángueles, porque el espíritu, es decir, nuestro Anguel principal es UNICO.
No obstante esto, el ser humano puede estar rodeado de otros ángueles y Santos (regalos de Dios también en los Sacramentos que imprimen carácter), que se encarnan también en nosotros (Mt. 18, 10) aunque no micro-hipostáticamente, análogamente, a como Jesús se encarna en nosotros por su ANAKEFALE y su interpermanencia en nosotros en la Sacratísima Eucaristía (Jn. 6, 56) con la condición del amor, de la guarda de los mandamentos y de la Palabra de Dios (Jn. 14, 15s.23) y de la fe católica en Jesús (Jn. 6, 40.68-70).
Este espíritu del hombre en tanto que Santo Anguel principal, ha sido creado por Dios desde el principio del tiempo (D 428) y está predestinado sempiternum a la gloria de JESUS, por lo que no puede nunca jamás pecar porque está inmune de todo pecado por privilegio de Dios, por ser Santo y por haber comido del Arbol de la Vida y bebido del manantial del Agua de la Vida (Apoc. 21, 6-7; 22, 14.17.19) y por ello es ahora SUPERIOR a nuestro cuerpo y a nuestra alma y por todo ello debemos obedecer siempre a nuestro espíritu (Anguel principal encarnado), porque es nuestra persona anguélica que se encarna en nuestro cuerpo y en nuestra alma en gracia de Dios (desde el Bautismo), es decir, una sola persona anguélica santo-asumente en dos naturalezas: humana (alma y cuerpo) y espiritual (Anguel principal encarnado micro-hipostáticamente) de cada hombre en gracia de Dios que ha recibido el Santo Bautismo.

5) PROCEDENCIAS DE NUESTRO COMPUESTO HUMANO-ANGUELICO

A) EL ALMA

El alma «no es producida por los padres» (CATEC. 366; D 533); ni es una emergencia del cuerpo, «por ser el alma irreductible a la sola materia» (CATEC. 33) y ser creada directamente por Dios (CATEC. 366) de la nada (D 348).
Tampoco el alma procede del cuerpo porque el alma es imágen de Dios Padre que no procede de Dios Hijo (cuya imágen es el cuerpo). Por ello el alma (imágen de Dios Padre) es principio que no tiene principio en el cuerpo, sino que es creada DIRECTAMENTE por Dios (CATEC. 366) de la nada (D 348) sin que preexista a su infusión en el cuerpo desde el mismo momento de la concepción en el cigoto. El alma tiene su orígen sólo en Dios su Creador (CATEC. 33), creada a imágen de Dios Padre (cf. CATEC. 362).
El alma engendra durante toda la vida al cuerpo, desde su concepción desde la formación del cigoto y la división celular que forma el embrión y el feto cuyas operaciones y divisiones celulares son dirigidas por el alma, que hacen al cuerpo viviente y humano, formando el alma con él una fusión bidimensional irreductible, formada por dos sustancias (el alma y el cuerpo), que así unidas no accidentalmente, forman la única naturaleza humana (alma y cuerpo) creada por Dios (Is. 57, 16; Sab. 15, 11; 1 Cor. 15, 45). El alma es así forma del cuerpo (D 738; D 1655), en tanto que fusión bidimensional irreductible de dichas dos sustancias (alma y cuerpo) que forman unidas la única naturaleza humana.
El alma activa (Sab. 15, 11), preside y da vida al cuerpo, desde la vida sensitiva, orgánica e inteligente con sus potencias de memoria, entendimento y voluntad, desde la división celular y hasta la química genética; siendo la continuidad de la conciencia a lo largo de la historia de la vida de la persona, una prueba de la existencia del alma, por la cual mantenemos la identidad del yo, el mismo yo en crecimento en gracia y sabiduría del Espíritu Santo.
Siendo el alma la «corriente eléctrica» inteligente invisible pero real, como puede verse en las gráficas del Electro Cardio Grama (ECG) y del Electro Encéfalo Grama (EEC), análogamente a como la corriente eléctrica (alma) da luz y calor a una bombilla (cuerpo), siendo así esta «corriente eléctrica» inteligente como el SOFTWARE HUMANO que anima con su programación y planificación la vida del cuerpo (HARDWARE HUMANO) haciéndolo viviente, humano e inteligente, todo lo cual se sostiene con la gracia de JESUS Dios Hijo Yahweh que «mantiene todo unido gracias a El que lo sostiene todo» y es su Creador co- creante con el Padre y el Espíritu Santo (Col. 1, 16-17; Apoc. 4, 10-11).

B) EL CUERPO.

El cuerpo procede de los gametos de los padres unidos el cigoto, desde Adán «padre de todo el linage humano» (Sab. 10, 1-2; Tob. 8, 6) y porque Adán fué creado por Dios (Gn. 1, 27), creemos y predicamos que nuestro cuerpo tambien procede de Dios por creación suya desde Adán como he establecido en el punto 4) B. de este trabajo.
No obstante el cuerpo que es imágen de Dios Hijo Jesucristo, no se da la vida a sí mismo, sino que su vida la recibe del alma (imágen de Dios Padre que engendra a Dios Hijo y le da vida). Por ello un cuerpo cadáver (sin alma) se corrompe en el sepulcro sin tener vida en sí mismo, porque la vida se la daba el alma que hacía a la carne cuerpo viviente y humano, formando la unión del cuerpo y del alma (en su fusión bidimensional irreductible) la única naturaleza humana, a la que desde su comienzo se une el espíritu (Anguel encarnado micro-hipostáticamente) desde el Bautismo y manteniéndose en gracia de Dios.
Así de este modo, el cuerpo es ENGENDRADO durante toda su vida por el alma, la cual dirige todas sus operaciones que se realizan en el cuerpo como son la división celular del cigoto y del embrión, la formación de todos los tejidos, órganos y sistemas y su funcionamento, la formación de hormonas y proteínas y toda la bio-química que la información del alma y sus facultades («corriente eléctrica» inteligente = SOFTWARE HUMANO) proporciona a las células del cuerpo (HARDWARE HUMANO) análogamente a como la corriente eléctrica del SOFTWARE impresiona el Disco duro de un ordenador planificando todas sus operaciones, poniéndolas en pantalla (ojos).
El sincronismo, la sofisticación, la interrelación de estas operaciones que se realizan en el cuerpo: bio-química de las células, sistema nervioso, hormonal, linfático, sanguíneo y todos sus órganos, las 100 billones de células que componen el cuerpo humano (todo lo cual forma el HARDWARE HUMANO), hacen decir con San Agustín: «nosotros no somos Dios, pero hechura suya somos», es decir, también el cuerpo humano canta la gloria de Dios su Creador desde Adán, el cual Dios Creador JESUS «lo mantiene todo unido gracias a El y todo fué creado por El y para El» (Col. 1, 16-17) debiendo nosotros también con nuestro cuerpo, reproducir la imágen de Jesucristo en el Evangelio Católico. Es preciso por tanto, un diálogo (santo-logo) interdisciplinar entre la Religión Católica aquí reseñada y la sana Ciencia (5º Don del Espíritu Santo) para desde la característica de cada una de estas disciplinas (investigación teológica y método científico) llegar sin prostituirse a la verdad completa presidida con primacía por la Sagrada Escritura, la Tradición apostólica viva y el Magisterio de la Santa Iglesia Católica y como ciencia auxiliar, el saber cierto de la sana ciencia que se base en el don de ciencia ó 5º Don del Espíritu Santo citado, para que la sana ciencia pueda ser así creída y aceptada.

C) EL ESPIRITU

El espíritu del hombre que es el Anguel principal que se encarna micro- hipostáticamente desde el Bautismo en el cuerpo y en el alma de cada católico en gracia de Dios, procede únicamente de Dios su Creador (Col. 1, 16-17) que lo creó directamente (CATEC. 331/333.336). Es decir, no procede del cuerpo ni del alma, sino que el espíritu citado procede sólo de Dios su Creador.
El espíritu vivificante (Sab. 15, 11) es imágen de DIOS ESPIRITU SANTO y se encarna desde el Bautismo en el hombre en gracia, haciéndolo uno en dos naturalezas: humana (cuerpo y alma) y anguélica (espíritu), inconfundidas, individidas, inseparadas y sin cambio, análogamente a como la Unión Hipostática de Jesucristo le hizo una sola Persona Divina (de Dios Verbo Trinitario) en dos naturalezas: humana (cuerpo y alma) y Divina (la naturaleza de Dios Verbo).
Podríamos decir, según lo hasta aquí explicado, que el alma es el padre del cuerpo y que el espíritu es la madre de nuestro ser, recibido de Dios. Padre-madre e hijo forman nuestra alma-espíritu y cuerpo respectivamente.
El espíritu se comporta análogamente a como en Psicología se habla de super-ego (super-yo) aunque en relación al espíritu es más preciso decir super de-mí (ya que el yo es el alma unida al cuerpo formante de la naturaleza humana explicada). Con sus órdenes y voces imperativas, el espíritu (super de-mí) dirige nuestra conciencia moral (recibida de Dios) y nos manda cumplir la Ley de Dios impresa en el alma. Así dicho espíritu nos dice «evita el mal y haz al bien, cuya omisión sería mala»; «ama y busca a Dios sobre todas las cosas» «y ama al prójimo como a tí mismo», que la Revelación católica explicitará en los 10 Mandamentos de la Ley de Dios. Por estas voces imperativas del espíritu (super de mí), el cual remuerde nuestra conciencia cuando pecamos, podemos reconocer y conocer al Anguel que se encarna en nosotros micro-hipostáticamente (espíritu) desde el Bautismo citado y asímismo podemos reconocer la voz de Dios que resuena en nuestra conciencia, invitándonos amorosamente con su Providencia fuerte y suave a imitar y seguir a Jesús, la Sagrada Familia de María y José y a los Santos.
Asímismo a través de las voces malas que inciden por interferencias en nuestra conciencia podemos reconocer a los malos espíritus (demonios) que con sus tentaciones (que experimenta todo ser humano de los 5 continentes, desde Adán) nos mueven a pecado y pretenden que pequemos y que desobedezcamos a Dios y sus mandamentos citados, para que nos hagamos enemigos de Dios y no vayamos al Cielo (Paraíso) prometido por Jesucristo, el cual después de recibir estas tentaciones del Diablo (Mt. 4, 1-11) y de promover el Tentador (Satanás) la crucifixión de Jesucristo (Lc. 22, 3-6; Jn. 13, 2.27), resucitó al tercer día para no morir nunca mas y posibilitar así nuestra resurrección.

6) CO-TEMPORALIDAD DEL ALMA Y DEL CUERPO
Y PRE-EXISTENCIA DEL ESPIRITU (ANGUEL ENCARNADO)

Las almas son creadas directamente por Dios (D 20;
D 2327), de la nada (D 348), y no pre-existen a la infusión en el cuerpo (D 203; D 236), sino que alma y cuerpo son
co-temporales, es decir, que vienen a la existencia al mismo tiempo, concretamente dicha alma es infundida desde el mismo momento de la concepción en el cigoto inicial, cuando se unen el espermatozoide y el óvulo fecundado, y sin el Bautismo está sujeta a pecado original (D 348).
En cambio el espíritu (nuestro Anguel encarnado
micro-hipostáticamente desde el Bautismo y manteniéndose en gracia de Dios) si pre- existe a su encarnación en el alma y en el cuerpo, ya que dicho espíritu en tanto que Angel encarnado fue creado por Dios de la nada, en el inicio del tiempo, es decir, al comienzo de los siglos, a la vez que Dios creó el cosmos (D 428), el cual Anguel encarnado (nuestro espíritu), después de superar la prueba de la libertad y prometer servir siempre a Dios y a sus planes, al comienzo del tiempo, comió del Arbol de la Vida en el Paraíso y bebió del manantial del Agua de la Vida que está en el Santuario de Dios en el cielo (Ez. 47; Apoc. 2, 7; 21, 6-7; 22, 1-2.14.17.19), por lo cual después de dicha prueba inicial, el espíritu (nuestro Anguel encarnado) no puede pecar nunca jamás por estar predestinado por Dios a la gloria y estar preservado e inmune de todo pecado por privilegio de Dios, análogamente a como la Santísima Virgen MARIA no podía pecar ni siquiera venialmente en toda su vida por privilegio de Dios.-

7) DIFERENCIA ENTRE EL ALMA Y EL ESPIRITU: SIGNIFICADOS

Ya hemos visto en 1) que la Sagrada Escritura de la Iglesia Católica, diferencía claramente entre el alma y el espíritu por lo que no son dos nombres de una misma cosa, ni dos meras modalidades, ni dos sinónimos, sino que son realmente diferentes entre sí, aunque llamados por Dios a complementarse y unirse mutuamente. Así vemos en estos textos esta diferencia complementaria:

Sab. 15, 11: «Le inspiró un alma activa,
y le infundió un espiritu vivificante»

Sab. 16, 14: «No puede hacer tornar el espíritu que se fué, ni liberar al alma ya acogida en el Hades».

Is. 26, 8-9: «Tu recuerdo son el anhelo del alma,
con todo mi espíritu por la mañana te busco».

Is. 57, 16: «El espíritu ante mi desmayaría y las almas que YO HE CREADO».

Ba. 3, 1: «mi alma en angustia, mi espíritu abatido clama a Tí».

Dn. 3, 39: «con alma contrita y espíritu humillado te sean aceptos».

Dn. 3, 86: «espíritus y almas de los justos,
bendecid al Señor».

Lc. 1, 46-47: «Engrandece mi alma al Señor,
y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador».

1 Tes. 5, 23: «Todo vuestro ser: el espíritu, el alma, y el cuerpo se conserve sin mancha hasta la venida de Ntro. Señor Jesucristo.»

Heb. 1, 7: «El que hace a sus angueles espíritus (PNEUMATA) y a sus servidores llamas de fuego».

Heb. 1, 14: «¿Es que no son todos ellos [los ángueles] espíritus (PNEUMATA) servidores con la misión de asistir a los que han de heredar la salvación?».

Heb. 4, 12: «La Palabra de Dios… penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu,
hasta las junturas y las médulas.»

Teniendo todo esto en cuenta, es decir, la distinción entre el alma y el espíritu y como resúmen de lo hasta aquí reseñado, podemos establecer las siguientes distinciones y significados del alma y el espíritu:

A) EL ALMA

1) Dios ha creado el alma para que como MARIA SANTISIMA proclame la grandeza del Señor (Salm. 8; Lc. 1, 46-47), para que viva conforme a Jesucristo en el seno de la Santa Iglesia Católica en comunión con su doctrina enseñada en su Catecismo de fe común y apostólica: 1) vivir el CREDO católico y las promesas bautismales; 2) Hacer ORACION; 3) Recibir los SACRAMENTOS SANTOS; 4) Cumplir los MANDAMENTOS, las BIENAVENTURANZAS y los DONES del ESPIRITU SANTO y así con todo ello ser SANTOS (incontaminados de mal y buenos).

2) La vida del alma y del cuerpo en esta vida terrestre, después del pecado original que inició Adán, está sujeta al pecado si se opone a la gracia de Dios que le mueve a obrar bien siempre, debido a la herida de la concupiscencia, a las tentaciones de los malos espíritus (demonios) y a los escándalos del mundo.
Para librarse santamente de dichos 3 enemigos del alma, del pecado original y del pecado personal (el cual se imputa cuando consentimos deliberadamente al mal), Jesucristo instituyó los Sacramentos del Bautismo y de la Penitencia o Reconciliación que se dan en el seno de la Santa Iglesia Católica (Barca de Pedro), donde también para no pecar y unirse a JESUCRISTO y a su Palabra, nos alimentamos con el Sacramento de la Eucaristía que es alimento del alma, por el que ésta se llena de gracia y de virtud y de verdad católica, capacitándose así para resucitar el último día y ser glorificados primero en alma al Cielo (Paraíso) en la vida eterna (CATEC. 1053).

3) La vida del alma y del cuerpo se sostiene con la gracia envolvente, Teo-asumente de JESUS Dios Hijo Yahweh que «mantiene todo unido gracias a El y lo sostiene todo» y es su Creador
co-creante con el Padre y el Espíritu Santo (ver Col. 1, 16-17; Apoc. 4, 10-11).

4) El alma es creada por Dios directa e inmediatamente (CATEC. 366) de la nada (D 348), sin que pre-exista a su infusión en el cuerpo (desde la concepción en el cigoto inicial) siendo así
co-temporales alma y cuerpo que forman unidas la única naturaleza humana (CATEC. 365).

5) El alma es imágen de Dios Padre, por ello es principio que no tiene principio en el cuerpo (imágen de Dios Hijo Jesucristo), al que engendra (al cuerpo) durante toda la vida terrena.

6) El alma no es producida por los padres (CATEC 366; D 533).

7) El alma NO ES una emergencia del cuerpo (error grave) por ser el alma sustancia distinta irreductible a la sola materia (CATEC. 33) y ser creada directamente por Dios (CATEC. 366), de la nada (D 348)(2 Mac. 7, 28).

8) El alma es sustancia anímica (D 295), pero no forma por ella sola una naturaleza, sino que unida al cuerpo forma la naturaleza humana (alma y cuerpo) (CATEC 365).

9) El alma se une al cuerpo no accidentalmente, sino es que FORMA del cuerpo verdaderamente, por sí misma y esencialmente (D 738; D 1655), siendo desde el inicio de la unión una fusión bidimensional irreductible.

10) El alma da vida al cigoto desde el mismo momento de la concepción (su formación). Realiza con su «corriente eléctrica» inteligente (Información: SOFTWARE HUMANO) la división celular constante desde el embrión, el feto y los tejidos y los órganos del organismo (HARDWARE HUMANO) y así hace al cuerpo viviente, humano e inteligente, dotado desde su concepción (desde el cigoto inicial) del derecho inalienable a la vida, como lo enseña la Santa Iglesia Católica, según hemos explicado también en este trabajo, por lo que el aborto es un crimen abominable contra un ser indefenso que es persona creada por Dios.

11) El alma activa (Sab. 15, 11) da vida al cuerpo, desde la vida celular, sensitiva, de los tejidos, orgánica, inteligente y religiosa, hasta incluso con su información («corriente eléctrica» inteligente SOFTWARE HUMANO) la química génetica y la sofisticada sincronización e interrelación de los tejidos, sistemas y órganos del cuerpo dándoles vida y hacíendolo viviente, humano e inteligente, moviéndolo a buscar la verdad completa con la gracia de Dios que se encuentra en la Santa Iglesia Católica.

12) El alma se manifiesta en la «corriente eléctrica» inteligente invisible pero real, como puede verse en las gráficas del Electro Encéfalo Grama (EEG) y en el Electro Cardio Grama (ECG), análogamente a como la corriente electrica (alma) da luz y calor a una bombilla (cuerpo), produciendo en el cuerpo humano una temperatura constante de 37º C, constataciones que dejan de darse cuando el alma («corriente eléctrica» inteligente) se separa del cuerpo en la muerte corporal y por ello el citado ECG y EEG se vuelven planos; se pierde la tempetatura que mantenía el alma que era constante de 37º C y se enfría el cadáver; y se quita todo movimento al cuerpo (rigor mortis) y se produce la muerte de todas las células del cuerpo (putrefacción), todo ello por estar separada el alma del cuerpo que lo hacía viviente e inteligente desde la concepción en el cigoto y posterior desarrollo celular.

13) Análogamente a como la «corriente eléctrica» inteligente (ALMA = SOFTWARE HUMANO), el alma anima con su programación y planificación el cuerpo (HARDWARE HUMANO) con sus potencias del alma de memoria, inteligencia y voluntad, haciéndolo apto con la gracia de Dios para buscar y encontrar a Dios en el seno de la Santa Iglesia Católica sin error.

14) La continuidad de la conciencia a lo largo de la historia de la vida de la persona, son asímismo una prueba de la existencia del alma, por la que mantenemos a lo largo de los años la misma identidad del yo, en crecimento en gracia y en sabiduría del Espíritu Santo (1º de sus 7 Dones).

B) EL ESPIRITU

1) El espíritu ha sido creado y se nos da para como MARIA SANTISIMA alegrarnos y celebrar a Dios nuestro Salvador, para santificarnos y dirigirnos a Dios como nuestro Bien Completo, para creer en El, adorarle, esperar en El y amarle con todo nuestro ser y con todas nuestras fuerzas y reproducir así el espíritu en nosotros la imágen y el modelo de JESUCRISTO en su Amor al Padre y al prójimo como El nos ha amado, en el seno de la Santa Iglesia Católica que dirige el Espíritu Santo Dios, según el modelo también de MARIA SANTISIMA nuestra Madre y Madre de Dios Jesucristo. Así el espíritu quiere hacernos discípulos perfectos y santos de Jesucristo, que vivan y cumplan la Palabra de Dios que subsiste en la Sagrada Escritura, la Tradición apostólica viva y el Magisterio de la Santa Iglesia Católica necesaria para salvarse. El espíritu procura sobre todo así con todo ello nuestra salvación.

2) Este espíritu de cada hombre bautizado (ver Sagrada Escritura 1.B.1 y 2) que es el Anguel principal que Dios nos ha dado desde el Bautismo y manteniéndose sin pecado mortal, se encarna así micro-hipostáticamente en nuestra alma y en nuestro cuerpo
(1 Tes. 5, 23; Heb. 4, 12; 1, 7.14), también ha sido creado por Dios (Col. 1, 16-17; CATEC 331/333; 336) y «contempla el rostro de mi Padre que está en los cielos» (Mt. 18, 10), es «agente de sus ORDENES, atento a la voz de su Palabra» (Salm. 103, 20); «glorifica a Dios sin cesar y coopera en toda obra buena que hacemos» (CATEC. 350); nos «rodean con su custodia» (Salm. 34, 8; 91, 10-13) e intercede por nosotros haciéndonos clamar «Abbá, Padre» (Rm. 8, 14-16); es «nuestro PROTECTOR para conducir nuestra vida» (CATEC 336) y «con su fraterna SOLICITUD ayuda grandemente a nuestra flaqueza» (CATEC 1053).

3) Este espíritu (Anguel encarnado) se encarna desde el Bautismo micro- hispotáticamente en nuestra alma y en nuestro cuerpo
(1 Tes. 5, 23; Heb. 1, 7.14; 4, 12), desde su comienzo (Mt. 18,10) hasta nuestra muerte corporal (Mt. 27, 50; Lc. 16, 22) si nos mantenemos en gracia de Dios; es criatura puramente espiritual, tiene inteligencia y voluntad santo-asumente; es persona santo- asumente e inmortal (Lc. 20, 36) y supera en perfección a nuestro ser visible. El resplandor de la gloria del espíritu da testimonio de ello (Dn. 10, 9-12)(CATEC 330; 328). No se encarnan micro-hipostáticamente en cada alma dos angueles, porque el espíritu, es decir, nuestro Anguel principal es UNICO, es decir, es el único que se encarna en grado micro-hipostático en nosotros desde el Bautismo y manteniendose en gracia de Dios sin pecado grave o mortal.

4) Este espíritu nuestro (Anguel principal encarnado) ha sido creado por Dios desde el principio del tiempo (comienzo de los siglos y del cosmos)(D 428) y está predestinado sempiternum a la Gloria de Dios JESUS, por lo que no puede pecar nunca jamás, porque está inmune de todo pecado por privilegio de Dios por ser santo (Mt. 18, 10; CATEC. 350) y por haber comido así del Arbol de la Vida y bebido del manantial del Agua de la Vida (Apoc. 21, 6-7; 22, 14.17.19), tras haber superado la prueba a que Dios sometió a los Angueles en el principio del tiempo. Por ello debemos siempre obedecer a nuestro espíritu (Anguel encarnado) porque es superior a nuestro cuerpo y a nuestra alma.

5) El espíritu vivificante (Sab. 15, 11) es imágen de DIOS ESPIRITU SANTO su Creador y desde el Bautismo y manteniéndose en gracia de Dios se encarna nuestro espíritu (Anguel principal) en el hombre, haciéndolo una sola persona (anguélica) en dos naturalezas: humana (cuerpo y alma) y anguélica (espíritu) inconfundidas (sin mezcla ni combinación), individidas, inseparadas y sin cambio, análogamente a como la Unión Hipostática en Jesucristo le hizo una sola Persona Divina (la del Verbo Trinitario) asumente de sus dos naturalezas: humana (su cuerpo y su alma) y Divina (la consubstancia de Dios Verbo).

6) El espíritu citado se comporta análogamente a como en Psicología se habla de super- ego (super yo), aunque en relación al espíritu es más preciso decir super de-mí (ya que el yo es el alma unido al cuerpo (ello) formante de la naturaleza humana explicada). Con sus órdenes y voces imperativas, el espíritu citado (super de-mí) dirige nuestra conciencia moral (recibida de Dios) y nos manda cumplir los 10 Mandamentos de la Ley de Dios, remordiendo el espíritu citado nuestra conciencia cuando pecamos. Por estas voces imperativas de nuestro espíritu (super de-mí), podemos reconocer y conocer al Anguel que se encarna en nosotros micro-hipostáticamente (nuestro espíritu) desde el Bautismo y asímismo podemos reconocer la voz de Dios que resuena en nuestra conciencia, para mantenernos en gracia de Dios siempre.

7) También nuestro buen espíritu citado nos ayuda a discernir las voces malas de los malos espíritus (demonios) que por interferencias inciden en nuestra conciencia con sus tentaciones (que experimenta todo ser humano de los 5 continentes, desde Adán) y así pretenden que pequemos y que desobedezcamos a los Mandamentos de Dios citados y que no vayamos al Cielo (Paraíso), prometido por Dios a los que sigan a Jesucristo católico, el cual también recibió dichas tentaciones (Mt. 4, 1-11) y las venció con el auxilio del ayuno y de la oración.

8) COMO ESTAN UNIDOS EL ALMA Y EL CUERPO, Y EL ESPIRITU
(ANGUEL ENCARNADO)

En este punto pasaré a analizar cómo están unidas desde el Bautismo y manteniéndose en gracia de Dios nuestras 2 naturalezas: humana (cuerpo y alma) y anguélica (espíritu encarnado) en una sola persona (angélica) micro-hipostáticamente. Empezaré por ver cómo están unidas nuestra alma y nuestro cuerpo y después como se une nuestro espíritu (Anguel encarnado) a nuestra alma y a nuestro cuerpo.

1) COMO ESTAN UNIDOS NUESTRA ALMA Y NUESTRO CUERPO

Nuestra alma no está unida a nuestro cuerpo accidentalmente (como sería el piloto y la nave ó el jinete y el caballo), sino que según la doctrina hile-mórfica de Santo Tomás de Aquino, el alma es FORMA del cuerpo verdaderamente, por sí misma y esencialmente (D 738; D 1655).
Esta doctrina yo la expreso diciendo que nuestra alma y nuestro cuerpo están unidos en una fusión bidimensional irreductible. Es decir:

a) FUSION: significa que el alma y el cuerpo están una dentro del otro comunicándose sus carácterísticas y propiedades (ver 7 y 9). El alma es principio vital del cuerpo que así le da vida, movimento y calor haciéndolo humano e inteligente.

b) BIDIMENSIONAL: significa que en la unión del alma y del cuerpo cada uno conserva sus propiedades y características inconfundidamente, indivisiblemente, de modo no separado mientras hay vida terrestre y sin cambio aunque en crecimento en sabiduría, estatura y gracia (Lc. 2, 52) y adquiriendo todo aquello que se adquiere por aprendizaje de la creación, de la historia, del saber y sobre todo de la Revelación católica que ilunmina todas estas realidades en Jesucristo Dios y hombre verdadero. Bidimensional significa por tanto que la unión del cuerpo y del alma no es accidental ni extrínseca, sino íntima, de mutua compenetración e interrelación activa y vital en una unidad intrínseca bidimensional porque se trata de una fusión de dos sustancias (anímica y corporal) que conservan sus propiedades y características, aunque inseparadamente y sin división, en una unión que conserva la propia identidad del yo a lo largo de la vida de nuestro ser humano en crecimento y desarrollo en una fusión bidimensional irreductible, es decir el hombre es carne animada inteligentemente, el alma es FORMA esencial del cuerpo, unida no accidentalmente, desde la concepción del cigoto.

c) IRREDUCTIBLE: significa que el alma no procede del cuerpo (no es producida por los padres, ni es una emergencia del cuerpo), el alma es principio vital que no tiene principio en el cuerpo, sino que procede y ha sido creada por Dios (D 20; D 2327) de la nada (D 348), sin que pre-exista a su infusión en el cuerpo (D 203; D 236) y también por todo ello significa que el alma es irreductible a la sola materia (GS 18), es decir que el alma es sustancia propia (anímica) distinta de la sustancia del cuerpo (materia) y el alma es capaz de albergar al espíritu, es decir, el alma es de carácter espiritual (anímica) e invisible, aunque consta su presencia porque da vida, calor y movimento al cuerpo y la actividad eléctrica del alma es registrada por el Electro Cardio Grama (ECG) y por el Electro Encéfalo Grama (EEG), así como el alma da la temperatura constante registrada por el termómetro (37º C), constantes que son como la prueba de la existencia del alma (que también consta por la Revelación católica, ver 1) y el Catecismo nº 366 y par.), análogamente a como por el humo que vemos de la chimenea decimos que hay fuego en el hogar, aún sin verlo directamente este fuego (alma).
Constantes del alma citadas que no se dan en el cadáver porque se ha separado de él el alma que le daba vida, calor, movimento y las constantes vitales: ECG y EEG planos en el cadáver y enfriamento cadavérico, rigor mortis y putrefacción.
La supervivencia del alma inmortal después de la muerte del cuerpo, atestiguada por la Sagrada Escritura (1 Re. 17, 21-22; Mt. 10, 28; Act. 20, 9-12) y por el Magisterio de la Santa Iglesia Católica (D 738; CATEC. 366; 1052; 997; 1016; 1023; 1053)
prueban que el alma es sustancia propia (anímica) que es irreductible a la sola materia (GS 18) que procede de Dios pues es creada por El directamente y que no perece cuando en la muerte corporal se separa del cuerpo, porque el alma es inmortal (Mt. 10, 28; CATEC 366) y espiritual (capaz el alma de albergar al espíritu o Anguel encarnado).

2) COMO NOS ESTA UNIDO EL ESPIRITU (ANGUEL ENCARNADO)

La Palabra de Dios en Heb. 4, 12 dice que: «La Palabra de Dios es viva y eficaz y penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu…», por tanto el alma y el espíritu no se mezclan, ni se combinan (están inconfundidos), si bien están unidos inseparadamente, individidamente y sin cambio, es decir, el espíritu (Anguel encarnado) está unido micro- hipostáticamente (desde el Bautismo y manteniéndose en gracia de Dios) a nuestra alma, análogamente y de modo semejante a como Dios Verbo está unido a Jesucristo, según enseñó el Concilio de Calcedonia.
Concretamente enseño esto diciendo que el espíritu (Anguel enacarnado), nos está unido como una sobre-alma impregnante y envolvente de toda el alma, con repercusión santo-asumente del espíritu en el alma y con constantes mociones santificantes del espíritu en nuestra alma y en nuestro cuerpo, cumpliendo contínuamente la característica del espíritu enseñadas en 7) y que es nuestra santificación y nuestra salvación, incorporándonos a las enseñanzas verdaderas de la Santa Iglesia Católica, Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu Santo Dios.
Por esta unión micro-hipostática citada no desaparece la diferencia de nuestras 2 naturalezas: humana (alma y cuerpo) y anguélica (espíritu) sino que quedan a salvo las propiedaes de cada una de dichas naturalezas y confluyen en un solo sujeto y en una sola persona anguélica santo-asumente de dichas nuestras 2 naturalezas creadas, desde el Bautismo y manteniéndose en gracia de Dios.
Por ello, si bien es cierto que así trabajamos también con manos de hombre, pensamos también con inteligencia de hombre; obramos también con voluntad de hombre y amamos también con corazón de hombre porque las propiedaes de las dos naturalezas quedan a salvo por la unión micro-hipostática citada, por lo cual nuestra alma humana asumida está dotada de un verdadero conocimento humano y debe progresar también mediante todo aquello que se adquiere por aprendizaje.
Pero no es menos cierto que por la misma razón, desde el Bautismo y manteniéndose en gracia de Dios (sin pecado grave o mortal), no quedan inoperantes, ni anuladas las propiedades de nuestro espíritu, es decir, del Anguel que se encarna en nostros micro-hipostáticamente, propiedades que he resumido en 7.B y en 3) de las que podemos recordar que tenemos experiencia de la presencia y de la penetración anguélica (repercusión santo-asumente y mociones constantes de nuestro espíritu) de nuestro Anguel encarnado (nuestro espíritu) a través de sus voces imperativas y órdenes que dirigen nuestra conciencia moral (recibida de Dios) que pueden resumirse en esto que nos dice dicho nuestro espíritu (Anguel encarnado): evita el mal («no lo hagas»; y haz el bien, cuya omisión sería mala y cumple los 10 Mandamentos de la Ley de Dios inscritos tambien en nuestro ser y que dicho buen Anguel encarnado (nuestro espíritu) nos lo recuerda remordiendo él (dicho nuestro espíritu ó Anguel encarnado) nuestra conciencia cuando pecamos.
Y así nos mueve nuestro espíritu (Anguel encarnado) desde el Bautismo y manteniéndonos en gracia de Dios, a que también constantemente y a menudo hagamos actos de fe, de adoración a Dios, de esperanza y de amor a Dios y a la Iglesia Católica, cooperando así dicho nuestro buen Anguel encarnado (nuestro espíritu) «en toda obra buena que hacemos» (CATEC 350), intercediendo contínuamente por nosotros y haciéndonos clamar en nuestras oraciones «Abbá, Padre» (Rm. 8, 14-16) y «Dios mío» (cf. Jn. 20, 28), auxiliándonos dicho nuestro buen Anguel encarnado (nuestro espíritu) en todo aquello que supone nuestra santificación y nuestra salvación «ayudando grandemente a nuestra flaqueza con su solicitud fraterna» (CATEC. 1053) para que «crezcamos y progresemos en sabiduría, en estatura y en gracia» (Lc. 2, 52) para que reproduzcamos la imágen de Jesucristo y cumplamos fielmente su Palabra Divina enseñadas en la Sagrada Escritura, la Tradición apostólica viva y el Magisterio de la Santa Iglesia Católica (resumen de lo cual es su Catecismo).
Por tanto, nuestro buen Anguel encarnado (nuestro espíritu) santo-asumente no queda inoperante ni pasa desapercibido, sino que trabaja constantemente con nuestras 2 voluntades y 2 operaciones creaturales anguélica y humana, para que no sean opuestas sino cooperantes, moviéndonos a obedecerle siempre para que sin ofrecerle resistencia ni oposición, sino todo lo contrario, para que así nuestra voluntad humana se subordine a la volunatd anguélica de nuestro espíritu (Anguel encarnado) y éste a Dios, para nuestra salvación, para no condenarnos al Infierno por culpa nuestra por pecar gravemente o mortalmente sin arrepentirse a tiempo.
Para terminar este punto, decir que este nuestro espíritu impregnante-envolvente de nuestra alma (sobre-alma), está a su vez envuelto y Teo-asumido por la Santísima Trinidad (sobre-espíritu) en cuarto nivel después del cuerpo, el alma y el espíritu citado y que así el buen Anguel encarnado en nosotros (nuestro espíritu), no es sino que un servidor de Dios Uno y Trino que lo envuelve impregnándolo y está sobre él
(sobre-espíritu) para que le obedezca en todo y le sirva en grado de adoración a dicho Dios revelado por Jesucristo en las 3 citadas subsistencias de la Revelación Divina y oficial católica (Sagrada Escritura, Tradición apostólica viva y Magisterio de la Santa Iglesia Católica) que aclaran el Misterio de Dios y así dicho buen Anguel (nuestro espíritu encarnado), nos lo ilumina y así nos mueve a que vivamos por los caminos del Señor, imitando a Jesús, a María y a José y a los Santos en el seno de la Santa Iglesia Católica que es la «Barca» de Pedro infalible (Mt. 16, 18-19), fuera de la cual no hay salvación a no ser por vía de incorporación al Purgatorio católico de Jesucristo (Lc. 12,
54-59; 1 Cor. 3, 15; Apoc. 6, 9-11; 2 Mac. 12, 42.46).

9) CARACTERISTICAS Y PROPIEDADES DEL ALMA Y DEL ESPIRITU (ANGUEL ENCARNADO)

A) EL ALMA

1.- ES INMORTAL

El alma es inmortal como lo atestigua la Sagrada Escritura, como puede verse en los siguientes textos:

«El niño de la dueña viuda murió… Entonces Elías invocó a Yahweh y dijo:
`Yahweh Dios mío; que vuelva, por favor, el ALMA de este niño dentro de él’. Yahweh escuchó la voz de Elías y el alma del niño volvió a él y revivió» (1 Re. 17, 18.21-22).
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«Tú preservaste mi alma de la fosa de la muerte» (Is. 38, 17).
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«No temáis a los que matan el cuerpo,
pero NO PUEDEN matar el alma» (Mt. 10, 28).
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«Lo levantaron ya cadáver. Bajó Pablo se echó sobre él y tomándolo en sus brazos dijo:
No os inquieteis, su alma está en él…
Trajeron al muchacho vivo y
se consolaron no poco.» (Act. 20, 9-12).
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«No abandonarás mi alma en el Hades» (Act. 2, 27)
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«Ví debajo del altar las almas de los degollados
a causa de la Palabra de Dios y del testimonio que mantuvieron. Se pusieron a gritar con fuerte voz:
`¿Hasta cuándo Dueño santo y veraz, vas a estar sin hacer justicia y sin tomar venganza por nuestra sangre de los habitantes de la tierra?’.» (Apoc. 6, 9-10).
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«Ví las almas de los que fueron decapitados
por el testimonio de Jesús y la Palabra de Dios» (Apoc. 20, 4)
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La inmortalidad del alma también se encuentra en estos otros textos de la Sagrada Escritura (Salm. 15, 10; 29, 4; 85, 13; 88, 49; Prov. 23, 14; Sab. 15, 8; Gn. 9, 5; …).
Asímismo dicha inmortalidad del alma es enseñada por el Magisterio de la Santa Iglesia Católica (D 738). Así por ejemplo su Catecismo enseña:

«La Iglesia enseña que cada alma espiritual es DIRECTAMENTE CREADA POR DIOS
no es «producida» por los padres y que ES INMORTAL
no perece, cuando SE SEPARA del cuerpo en la muerte y se unirá de nuevo al cuerpo en la resurrección final»
(CATEC. 366; 990).
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«DEFINIMOS… que las almas de todos los SANTOS están en el cielo, en el Reino de los Cielos y Paraíso celestial con Cristo
admitidos a la compañía de los ángueles
y después de la pasión y muerte de Ntro. Señor Jesucristo,
VIERON y VEN la DIVINA ESENCIA con visión intuitiva y CARA a CARA, sin mediación de ninguna criatura»
(CATEC 1023; DS 1000; LG 49).
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«Creemos que la MULTITUD de aquellas almas que con JEUS y MARIA se congregan en el Paraíso, forma la Iglesia celestial,
donde ellas gozando de la bienaventuranza eterna
ven a Dios como EL es.» (CATEC 1053; ver también CATEC 997; CATEC 1016; 1052).
—-

Por tanto con esta fundamentación en la Sagrada Escritura y en el Magisterio de la Santa Iglesia Católica, creemos que todas las almas son INMORTALES por virtualidad propia (porque así las ha constituido y creado Dios) y por la gracia de Dios que las preserva en la unidad a cada alma, ya que «todo se mantiene unido gracias a El» (Col. 1, 16-17), por lo que hay que procurar con todo el ser la salvación de nuestra alma por toda la eternidad (Sant. 1, 21; 1 Pe. 1, 9) y evitar que vaya al Infierno (Mt. 10, 28) o al Purgatorio
(1 Cor. 3, 15).

2) ES RACIONAL E INTELECTUAL

El alma humana tiene la capacidad del entendimento, por el que buscamos, hallamos y comprendemos la verdad acerca de Dios (por las cosas creadas y por la Revelación católica) sobre nosotros mismos (nuestro orígen, motivo y sentido de lo que hacemos); sobre los demás y sobre las cosas que nos rodean con consistencia propia. Y ello lo hacemos razonando, analizando los pros y los contras, las razones a favor y aceptando todo lo que tiene credibilidad y se nos impone con evidencia y como verdadero. El entendimento de nuestra alma es finito y como tal no puede abarcar toda la Verdad de Dios, aunque sí una parte, una medida a nuestro alcance creatural. Además nuestro entendimento para poder ejercer toda su capacidad necesita de la gracia de verse preservado de los malos espíritus, diablos y demonios que inciden con sus tentaciones e interferencias en nuestra conciencia; por lo que siempre debemos dar gracias a Dios y a nuestro espíritu (Anguel encarnado en nosotros) de esta necesaria preservación contemplada en el Padrenuestro («no nos dejes caer en la tentación y libranos del mal»).
En esta vida, con nuestro entendimento como digo no podemos comprenderlo todo, principalmente los Misterios acerca de Dios que nos sobrepasan (por ejemplo: la Transubstanciación; la Encarnación; la Santísima Trinidad, …), pero sobre la base de la razonabilidad y de la credibilidad de la Revelación de Jesucristo en su Santa Iglesia Católica, por su Testimonio de su muerte de Cruz y de su Resurrección podemos dar el paso de la obertura de la fe, por la que nos fiamos de todo lo que Dios ha Revelado y prometido, yendo así más allá de los límites de la razón, fiándonos de Dios que no puede engañarse ni engañarnos por ser la Verdad Completa sin error ninguno.

3) DOTADA DE LIBERTAD

Nuestra alma está dotada de libertad (D 325), la cual puede ser demostrada por la Sagrada Escritura y por la razón (D 1650).
La libertad se entiende en un doble sentido:

1) CAPACIDAD DE ELECCION entre varias opciones para elegir la mejor en la línea del bien. Es llamada también «liberum arbitrium» (libre albedrío) por San Agustín.
Todos experimentamos esta capacidad de elección, pues no estamos determinados como los minerales, sino que hemos sido dejados «en manos de nuestra propia decisión», la cual capacidad (libre albedrío) acierta en el Bien cuando se fía de Jesucristo Dios y vive de acuerdo con sus enseñanzas en el Evanguelio católico y lo sigue y lo imita como Hombre Nuevo que ha revelado al hombre lo que debe ser el hombre en relación a Dios Padre, a él mismo (la salvación) y a los demás (dar la vida por los hermanos) y en relación a las cosas de la Creación (San Francisco de Asís: Cántico de las criaturas: Lc. 12, 22- 32).
Elegir el mal y el error y el pecado es un libertinaje que nos deshonra y esclaviza culpablemente y por tanto NO ES LIBERTAD. Libertad es vivir como JESUS escogiendo siempre el bien que El nos enseñó.

2) AUSENCIA DE ESCLAVITUD-CAUTIVIDAD esto es lo que significa también la palabra libertad. La libertad de los hijos de Dios consiste en verse libre de la esclavitud-cautividad del pecado, porque «quien comete pecado se hace esclavo del pecado» (Jn. 8, 34).
Y enseña Jesucristo para no caer en dicha esclvitud:

«Si os mantenéis en mi Palabra
sereis verdaderamente mis discípulos y conocereis la verdad
y la verdad os hará libres» (Jn. 8, 31-32).

Por tanto, la libertad no consiste en hacer lo que a uno le de la gana (esto es libertinaje), sino en escoger el Bien mejor (que es Jesucristo, sin rechazarlo) y no caer en la esclavitud del pecado, haciendo lo contrario al pecado, en la línea del bien, de la virtud, haciéndose discípulos de la verdad de Jesucristo.
Todas las demás opciones no son de auténtica libertad, sino de libertinaje (que es escoger el mal y el pecado y equivocarse con el error). Rechazar a Jesucristo y a Dios Padre y a la Verdad es un libertinaje que nos deshonra y nos hace culpables y esto no es libertad.
Debemos por tanto para ser auténticamente libres, vivir las promesas bautismales de fe, adoración a Dios, esperanza y caridad a Dios y a la Iglesia Católica y renunciar y rechazar al pecado, al mal y al Maligno y a toda falsificación de la libertad verdadera (la esclavitud del libertinaje y del pecado y del error), para lo cual necesitamos la gracia de Dios, que se nos comunica en el seno de la Santa Iglesia Católica de Jesucristo su Fundador, que no la ha abandonado nunca (Mt. 28, 17-20).

4) DOTADA DE VOLUNTAD

Por esta facultad del alma nos adherimos al bien y rechazamos el mal sin consentirlo. Así hacemos nuestra la virtud, porque queremos aquello que hacemos en la línea del bien. Mientras no haya consentimento de la voluntad no se puede hablar de pecado imputado, todo lo más que puede haber es una transgresión del entendimento (venial).
Voluntad y responsabilidad van unidas porque si consentimos en lo que deliberamos con el entendimento debemos responder de ello sea en la línea del bien (virtud), sea en la línea del mal (pecado). «Dios dará a cada uno según sus obras» (Rm. 2, 6-9).
Nuestra voluntad se hace perfecta cuanto se deja asumir por nuestro espíritu (Anguel encarnado) y sin hacerle resistencia ni oposición, se subordina a Dios cumpliendo fielmente su Voluntad, análogamente a como «la voluntad humana de Cristo sigue a su Voluntad divina sin hacerle resistencia ni oposición, sino todo lo contrario, estando subordinada a esta Voluntad Omnipotente.» (CATEC. 475).
Jesucristo (Dios Verbo hecho hombre sin dejar de ser Dios) en su obediencia la Padre, ha querido humanamente todo lo que ha decidido divinamente con el Padre y el Espíritu Santo para nuestra salvación.
Y el programa de vida de Jesucristo, al cual debe adherirse la voluntad para nuestra salvación es:
1) el CREDO y las promesas bautismales; 2) HACER ORACION (formulada y espontánea);
3) RECIBIR LOS SANTOS SACRAMENTOS; 4) Cumplir así la VIDA CATOLICA expresada en los MANDAMENTOS (Amor a Dios y al prójimo como a uno mismo); las BIENAVENTURANZAS (Amarnos como JESUS nos ha amado); y los DONES del ESPIRITU SANTO (ser santos y perfectos como Dios es Santo y Perfecto).
A estos 4 pilares debe adherirse la voluntad y el entendimento para llegar a salvación, ser feliz, y no se declarado réprobo (condenarse).

5) EL ALMA PUEDE CONOCER A DIOS

Según el Concilio Vaticano I y II, el hombre puede conocer a Dios por la luz de la razón natural a través de las cosas creadas. El fin del alma es que cultivando todas sus facultades en alabanza al Creador, busque su felicidad temporal y sobre todo la eterna conjuntamente (D 2270), conociendo y amando a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo.
Las cosas bellas (como las flores) decían a San Agustín: «nosotros no somos Dios, pero hechura suya somos». Es decir que a través de las cosas creadas podemos remontarnos a su Autor (Dios Creador), análogamente a como por una bella escultura podemos alabar al escultor y a lo que representa (por ejemplo: la Pietá de Miguel Anguel). Como enseña el libro de la Sabiduría: «por la grandeza y hermosura de las criaturas, se llega, por analogía, a contemplar a su Autor… pues fué el Autor mismo de la belleza quien los creó» (Sab. 13, 3b-5).
Esta capacidad natural del alma de conocer a Dios y creer en su existencia y en que remunera a los que lo buscan con sinceridad, es condición indispensable para acercarse y agradar a Dios (Heb. 11, 6) y si bien se encuentra esta capacidad de conocer naturalmente a Dios contaminada y herida por la concupiscencia, los malos espíritus y los errores y pecados del mundo, no es menos cierto también que tenemos un buen espíritu (Anguel encarnado) que nos ilumina acerca de la Verdad de Dios y nos conduce en preparatio hacia el Evanguelio de Jesucristo, el cual se nos da a conocer a través de la predicación de la Santa Iglesia Católica, la cual no debe dejar de esforzarse porque el Evanguelio católico de Jesucristo llegue a todas las gentes.
Esto es debido a que era necesario completar el conocimento natural del alma acerca de Dios, con la Revelación católica, ya que esta Revelación nos aclara el Misterio de Dios y su designio Redentor y Salvador con las 3 subsistencias de dicha Revelación católica, que son la Sagrada Escritura, La Tradición apostólica viva y el Magisterio de la Santa Iglesia Católica que nos aportan la Verdad plena y Completa (sin error) acerca de Dios, cuyo conocimento natural del alma estaba entorpecido por la herida de la concupiscencia y del pecado, por las interferencias y tentaciones de los malos espíritus (demonios) y por los escándalos y errores del mundo (mitos y religiones).
Por ello, era necesaria la Revelación Católica que es UNICA y recibida sin error de Dios mismo (como no se ha dado en ninguna otra religión), porque «Muchas veces y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas; en estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo [Jesucristo] a quien instituyó heredero de todo, por quien también hizo los mundos» (Heb. 1, 1-2; Col. 1, 16-17). Y también dice Jesucristo: «El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador…; todos los que han venido delante de Mí son ladrones y salteadores…»; «Yo soy la puerta, Yo soy el Buen Pastor que da la vida por las ovejas»; «escucharán Mi voz y habrá un sólo rebaño y un solo Pastor» (Jn. 10, 1.8.9-18).

6) SI EL ALMA SE SUSTRAE A LA GRACIA DE DIOS CAE EN NECEDAD, ERROR Y PECADO

El alma humana tiene recibida de Dios, participación y capacidad de unidad, de verdad, bondad y belleza de Dios desde su orígen creado y si se ejercita en la virtud y en el bien según Dios, logra y crece en la unidad, verdad, bondad y belleza de Dios.
Pero el alma humana desde que nace está sujeta al pecado original que se quita mediante el Bautismo. Fruto de este pecado original es la concupiscencia (que sin ser en sí misma pecado, procede del pecado y mueve al pecado), la cual concupiscencia permanece incluso en los bautizados y ha sido dejada para combate.
Además el alma humana, si no hace vigilancia ni oración, está sometida a las tentaciones y a las interferencias de los malos espíritus (demonios).
Y el alma humana tiene como tercer enemigo los escándalos, errores y pecados del mundo, que arrastran a los que no se oponen a ellos ni los rechazan con las promesas bautismales.
Por tanto, mientras por la gracia de Jesucristo, este quita el pecado del mundo (concupiscencia, malos espíritus (demonios) y escándalos, errores y pecados del mundo), el alma puede progresar en la verdad, bondad y belleza, pero si se sustrae a la gracia de Dios citado (ut creans, ut sanans, ut elevans), el alma cae en necedad, error y pecado, análogamente a como se enfría el hierro quitado de la fuente de calor para modelarlo.
Por eso hemos de acordarnos de Dios más que de respirar y buscarlo con todo el ser ya que así lo encontraremos para bien de nuestra alma, el cual Dios con su Sabiduría, no deja de aleccionarnos para que no caigamos en necedad, error, ni pecado. Como dice la Sagrada Escritura:

«La SABIDURIA junto a las puertas, a la
salida de la ciudad, a la entrada de los portales, da sus voces:
`A vosotros, hombres, os llamo para los hijos de hombre es mi voz.
Entended, simples, la prudencia
y vosotros, necios, sed razonables. Escuchad: voy a decir cosas importantes y es recto cuanto sale de mis labios.
Porque verdad es el susurro de mi boca
y mis labios abominan la maldad» (Sab. 8, 3-7).
—-
«El que abraza la Ley, logra Sabiduría. Como una madre le sale ella al encuentro, le acoge como una esposa virgen.
Le alimenta con pan de inteligencia, el agua de la Sabiduría le da a beber.
Se apoya él en ella y no se dobla
a ella se adhiere y no queda confundido.” (Ecltco. 15, 1b-4)

7) EL ALMA ESTA LLAMADA A SU GLORIFICACION (SALVACION)

La semilla de eternidad que llevamos dentro de nosotros mismos, por ser irreductible a la sola materia, y estar en nuestra alma inmortal, sólo puede tener su orígen en Dios (GS 18; CATEC. 33).
Dios creó el alma y el hombre con vistas a su glorificación eterna (salvación), por una decisión benévola de Dios Uno y Trino desde toda la eternidad amparado en la justificación total que traería Jesucristo en la Santa Cruz y en su Resurrección que nos abrió las puertas del Cielo y del Paraíso de Dios, si bien ya lo intentó Dios primero en el Edén, pero nosotros engañados pecamos y por ello fué necesaria la Redención sobreabundante que aportó Jesucristo, antes citada, y predicha por los santos profetas que hablaron y escribieron movidos por el Espíritu Santo.
No hizo Dios por tanto la muerte, la muerte nos la atrajo Adán engañado con su pecado y tampoco se recrea Dios en la destrucción de los vivientes, sino que hizo al alma inmortal y logró los bienes redentores que por la virtud de la Pascua de Jesus Yahweh, han posibilitado nuestra resurrección de nuestro cuerpo, cada uno en su rango, después del fin de los tiempos, en el último Dia; y la glorificación de nuestra alma al cielo inmediatamente después de la muerte corporal, si no estaba sujeta a pecado o pena temporal (en cuyo caso va al Purgatorio o al Infierno si no muere arrepentida de pecado grave).
Por tanto, la principal tarea del hombre en su alma y en su cuerpo, es salvarse e ir al Cielo y no ser declarado réprobo (condenarse) por no haber competido con arreglo al Reglamento de la fe (adhesión a Jesucristo y contenido católico), la esperanza (con pregustaciones desde el presente) y la caridad a Dios, a la Iglesia Católica y al prójimo como a uno mismo, como nos amó Jesús dando la vida por Dios y por los hermanos, siendo así santos y perfectos como lo es nuestro Padre del cielo, cumpliendo siempre su voluntad salvífica, reproduciendo nosotros la imágen de Jesucristo en su Palabra, en su Vida y en su Muerte Santa, en el cumplimento de los mandamentos divinos para tener vida eterna en el alma y en el cuerpo y así llegar a la salvación eterna citada.

9.B) CARACTERISTICAS Y PROPIEDADES DE NUESTRO ESPIRITU (ANGUEL ENCARNADO)

1.- INMORTAL

Nuestro espíritu (nuestro Anguel encarnado
micro-hipostáticamente en el Bautismo) «en tanto que criatura puramente espiritual es INMORTAL» (CATEC. 330; Lc. 20, 36). Participa de esta propiedad de Dios Espíritu Santo que es Inmortal, y nuestro espíritu es inmortal por un doble motivo: 1) constitutivamente, por ser un espíritu puro (Heb. 13, 22-24) y 2) por la gracia de Dios que lo envuelve y lo impregna porque «todo se mantiene unido gracias a El» (Col. 1, 16-17) Teoasumiendo así Dios a nuestro espíritu e impregnandolo en todo su ser, es decir, siendo Dios un sobre- espíritu impregnante-envolvente con su Divina Esencia y distinciones Trinitarias Teo-asumentes, sin llegar al grado hipostático de Jesús Dios.
Por todo ello nuestro espíritu puro es inmortal, no se puede descomponer, análogamente a como nuestra alma también es inmortal como fundamentábamos en 9.A.1. Y ello también es debido a que nuestro espíritu (Anguel encarnado) desde el principio del tiempo, comió del Arbol de la Vida y bebió del Agua de la Vida en el Paraíso después de adherirse a Dios, por lo que por todo ello nuestro espíritu (Anguel encarnado) es inmortal SEMPITERNUM.

2.- INTELIGENTE

Nuestro espíritu (nuestro Anguel encarnado micro-hipostáticamenteen en el Bautismo) «en tanto que criatura puramente espiritual, tiene INTELIGENCIA, es criatura PERSONAL (micro-hipóstasis) y supera en perfección a todas las criaturas visibles. El resplandor de la gloria de nuestro espíritu da TESTIMONIO de ello» (Dn. 10, 9-12)(CATEC. 330).
Desde el Bautismo nuestro espíritu nos da inteligencia anguélica santo-asumente en grado micro-hipostático y con su penetración anguélica (que no desaparece por nuestra citada unión micro-hipostática anguélica) ilumina la inteligencia de nuestra alma, la purifica, la eleva y la perfecciona «COOPERANDO en toda obra buena que hacemos» (CATEC. 350) y sobre todo nos mueve sobrenaturalmente para que conozcamos a Dios, elevemos nuestra alma a Dios, creamos en El, le adoremos (a Jesús Dios), esperemos en El, y le amemos a El y a su Iglesia Católica, amando a nuestro prójimo como Jesús nos amó, como a nosotros mismos, dando la vida por Dios y por los hermanos, procurando así nuestro espíritu con todo su ser nuestra SALVACION (de nuestra alma y de nuestro cuerpo), incorporándonos al seno y a la doctrina de la Santa Iglesia Católica y abriéndonos con su inteligencia anguélica-asumente nuestro entendimento con los 7 Dones del Espíritu Santo, para que en comunión con el Papa (sucesor de Pedro), comprendamos la Sagrada Escritura, la Tradición apostólica viva y el Magisterio de la Santa Iglesia Católica, por las que conocemos e interpretamos la Revelación de Dios y aprendemos qué hacer para salvarnos, es decir, cumplir y vivir el CREDO, la ORACION, los SACRAMENTOS y los MANDAMENTOS.

3) NUESTRO ESPIRITU (ANGUEL ENCARNADO) ES SANTO

Nuestro espíritu, es decir, nuestro Anguel encarnado micro-hipostáticamente (desde el Bautismo y manteniéndonos en gracia de Dios) en cada uno de nosotros, es Santo por haber superado en el comienzo del tiempo la prueba de la adhesión total a Dios (libertad) y por ello, después de haber comido del Arbol de la Vida del Paraíso y haber bebido del Agua de la Vida que mana del Santuario de Dios y de haber recibido los Sacramentos básicos de Jesucristo, goza nuestro espíritu por todo ello de integridad moral completa, es decir, no puede pecar nunca jamás.
Quiere esto decir, que nuestro espíritu está adherido totalmente al Bien de Jesucristo y por todo ello no puede pecar nunca jamás por estar predestinado por dichos Dones al Cielo, por privilegio de Dios que hace a nuestro espíritu, a los Santos Angueles y a los Santos, inmunes de todo pecado, análogamente a como MARIA SANTISIMA no podía ni puede pecar nunca jamás por privilegio de Dios y por su cooperación al bien digna de mérito durante toda su vida, por gracia de Dios envolvente, Teo-asumente e impregnante que obraba en Ella maravillas, por lo cual todos la llamamos Inmaculada y Bienaventurada. Pues así análogamente y en menor grado de participación ocurre en nuestro espíritu, es decir, en los Santos Angueles y en los Santos, los cuales todos están inmunes de todo pecado y de todo mal.
Quiere esto decir, que nuestro Anguel encarnado (nuestro espíritu) desde nuestro Bautismo, «glorifica a Dios sin cesar y coopera en toda obra buena que hacemos» (CATEC. 350) y «contempla el rostro de mi Padre que está en los Cielos» (Mt. 18, 10) y es un «agente de sus ORDENES, atento a la voz de su Palabra» (Salm. 103, 20) y quiere por todo ello decir también que nuestro espíritu bueno «no es tentado por el mal, ni tienta a nadie» (Cf. Sant. 1, 13-15). Pues cada uno es tentado no por nuestro buen espíritu sino por los 3 enemigos del alma citados que son la concupiscencia (Sant. 1, 14-15); los demonios y los escándalos del mundo que arrastran y seducen al alma y a los cuales hay que oponerse con las promesas bautismales y con las «armas» de Dios (ver Ef. 6, 14-20), en las cuales nos auxilia grandemente nuestro buen espíritu, el cual quiere que como él, nosotros (cuerpo y alma) seamos también santos y libres, es decir, que tengamos capacidad de elección entre varios bienes para elegir siempre el mejor bien, presentándolo y ofreciéndoselo a Dios, y quiere así que no caigamos nunca en la esclavitud y libertinaje del pecado ni del mal.
Ser libre auténticamente, significa servir a Jesucristo Dios y hombre verdadero con los cuatro pilares de la vida católica: CREDO y promesas bautismales; ORACION formulada y espontánea; SACRAMENTOS y Sacramentales; y el cumplimento de los MANDAMENTOS DIVINOS todos: Mandamentos del Padre, Bienaventuranzas del Hijo y Dones del Espíritu Santo, creciendo así en gracia, santidad y perfección constantemente. Esto es lo que hace nuestro buen espíritu (Anguel encarnado) y a lo que él nos mueve a hacer a nosotros (cuerpo y alma), continuamente, enseñándonos dicho buen camino siempre y remordiendo nuestro espíritu nuestra conciencia cuando caemos en la desgracia de pecar (cuerpo y alma) y librándonos de las tentaciones y de todo mal, para lo cual con nuestro buen espíritu citado hay que vigilar y rezar mucho y vivir siempre en el seno de la Santa Iglesia Católica, la cual es necesaria para salvarse.

4) NUESTRO ESPIRITU (ANGUEL ENCARNADO) TIENE VOLUNTAD ASUMENTE

Nuestro Anguel encarnado (nuestro espíritu) tiene voluntad propia y asumente desde el Bautismo y manteniéndonos en gracia de Dios, ya que como enseña el CATECISMO de la Santa Iglesia Católica:

«En tanto que CRIATURAS puramente ESPIRITUALES tienen INTELIGENCIA Y VOLUNTAD:
son criaturas PERSONALES e INMORTALES (Lc. 20, 36). Superan en PERFECCION a todas las criaturas visibles.
El resplandor de su gloria da testimonio de ello (Dn 10, 9-12)» (CATEC. 330).

Quiere esto decir, que nuestro Anguel encarnado (nuestro espíritu) tiene capacidad para querer o no querer y que así no lo podemos corromper nunca porque es Santo con voluntad propia.
Pero esta voluntad de nuestro Anguel (espíritu) se encuentra por voluntad de Dios, encarnada en cada uno de nosotros desde el Bautismo y mantieniéndonos en gracia de Dios, quiere decir que es una persona anguélica ASUMENTE de 2 naturalezas: humana (alma y cuerpo) y anguélica (espiritu).
Quiere esto decir que poseemos 2 voluntades y 2 operaciones creaturales: anguélica y humana, que deben ser no opuestas sino cooperantes y que hemos de querer humanamente todo lo ha que ha decidido anguélicamente nuestro espíritu (nuestro Anguel encarnado) con Dios para nuestra salvación. Nuestra voluntad humana debe seguir a nuestra voluntad anguélica sin hacerle resistencia ni oposición, sino todo lo contrario, estando subordinada a esta voluntad anguélica, y esta a su vez subordinada a la voluntad Omnipotente de Dios. Análogamente a como Jesucristo tiene 2 voluntades y 2 operaciones: Divina (de Verbo Dios encarnado) y humana (su alma y su cuerpo), estando subordinada a esta Voluntad Divina Teo-asumente Omnipotente obediente al Padre y en comunión con el Espíritu Santo.
La voluntad anguélica de nuestro espíritu se encuentra a su vez Teo-asumida por Dios con su Divina Esencia envolvente e impregnante de nuestro espíritu citado, comportándose así Dios como un sobre-espíritu (en el 4º nivel de nuestro ser) con repercusión Teo-asumente y constante moción atrayente y salvífica para conducir todo nuestro ser a la Gloria de la visión cara a cara de Dios en el Paraíso, en el Cielo.
A la cual salvación nos auxilia constantemente nuestro espíritu (nuestro Anguel encarnado Teo-asumido) con su voluntad anguélica que dispone todas las cosas para que obremos siempre bien con la divina gracia que precede, acompaña y sigue a nuestras buenas obras, conduciéndonos en preparatio al Evanguelio y mocionándonos para que conozcamos y creamos y amemos a Dios y nos incorporemos a su Santa Iglesia Católica, necesaria para salvarse, mocionándonos nuestro espíritu con su voluntad asumente, para que recibamos los Sacramentos, oremos (personal y comunitariamente) y cumplamos todos los Mandamentos Divinos, porque todo ello da VIDA ETERNA con pre-gustaciones desde el presente, conduciéndonos así nuestro espíritu a la salvación eterna de la Gloria citada y orando continuamente nuestro espíritu para que muramos santamente y no nos condenemos por no arrepentirnos a tiempo de nuestros pecados graves.

5) NUESTRO ESPIRITU (ANGUEL ENCARNADO) ESTA PREDESTINADO A LA GLORIA SEMPITERNUM

Desde el principio del tiempo, cuando Dios creó a la criatura anguélica, después de que la mayoría superó la prueba de la adhesión a Dios (libertad) y a sus planes sobre el hombre, todos estos santos angueles comieron del Arbol de la Vida y bebieron del Agua de la Vida (Gn. 3, 22.24; Apoc. 2, 7; 21, 6-7; 22, 1.14.17.19),, por lo cual están inmunes de todo pecado desde siempre (inicio del tiempo) y hasta siempre (por toda la eternidad) por privilegio de Dios con María Santísima (Inmaculada, Toda Santa) y con todos los Santos Angueles (espíritus encarnados: Heb. 1, 7.14) y con los Santos, por lo cual estos no pueden desviarse nunca del camino del Bien de Jesucristo Redentor, ni por tanto pecar nunca jamás, ni tampoco condenarse nunca porque por todos dichos Dones maravillosos están Predestinados a la Gloria sempiternum para siempre; a la cual debe llevar nuestro espíritu a cada hombre en el que se encarna desde el Bautismo, trabajando constantemente por nuestra salvación (de nuestro cuerpo y de nuestra alma).
Los que se condenan sólo son los que rechazan a Dios y a su gracia y pecan contra los mandamentos Divinos sin arrepentirse a tiempo antes de morir de sus pecados graves, por impenitencia final culpable, es decir, que se condenan a sí mismos por rechazar la amistad de Dios hasta el fin, sin convertirse de su falta de fe y de sus pecados graves contra los Mandamentos divinos, sobre todo la CARIDAD (que será criterio del Juicio Final). A cuya evitación de condenanción nos están auxiliando contínuamente los Santos Angueles y los Santos, concretamente nuestro Anguel encarnado (nuestro espíritu) que remuerde él constantemente nuestra conciencia cuando pecamos y dirige nuestra conciencia moral con sus órdenes y voces imperativas diciendonos: «No lo hagas» «Haz el bien y no lo omitas» «No hagas el mal» «Arrepiéntete» «Perdóname Dios mío» «Dios mío ayúdame» «Auxilio!» «Misericordia» «Gracias», etc.,
que nos dice y nos mueve a decir nuestro Anguel encarnado (nuestro espíritu) para llevarnos con él a la Gloria sempiternum (CATEC. 1053) si cooperamos con él y con Dios hasta el fin, para nuestra salvación (de nuestro cuerpo y de nuestra alma), para lo cual es necesario incorporarse a la Santa Iglesia Católica de Jesucristo y vivir según El.

10) ESCATOLOGIA DEL ALMA, DEL CUERPO Y DEL ESPIRITU

La palabra escatología expresa las ultimidades del alma, del cuerpo y del espíritu, sobre todo qué ocurre en el momento de la muerte corporal y qué ocurre en la glorificación (del alma y del espíritu) y en la resurrección del cuerpo difunto, así como sus tres posibles meta-ubicaciones, según las obras, en el Cielo, en el Purgatorio o en el Infierno si el hombre murió rechazando a Dios y negándose a convertirse del pecado grave o mortal cometido en vida terrestre. Veamos a continuación estas 3 escatologías (ultimidades) del alma, del cuerpo y del espíritu:

1) DEL ALMA

Que el alma es inmortal lo he fundamentado en el punto 9.A.1 de este trabajo basado en la Sagrada Escritura y en el Magisterio de la Iglesia Católica (CATECISMO).
Ahora analizaremos qué courre con el alma en el momento de la muerte del cuerpo. En ese momento la Iglesia enseña y yo con ella, que el alma inmortal se separa del cuerpo:

«La Iglesia enseña que cada alma
es INMORTAL y que no perece cuando se SEPARA del cuerpo en la muerte.
Y se reunirá de nuevo al cuerpo en la resurrección final»
(CATEC. 366; 1052).

«En la muerte, separación del alma y el cuerpo, el cuerpo del hombre cae en la corrupción mientras que su alma va al encuentro con Dios, en espera de reunirse con su cuerpo glorificado.
Dios en su Omnipotencia dará definitivamente a nuestros cuerpos la vida incorruptible, UNIENDOLOS A NUESTRAS ALMAS
por la virtud de la Resurrección de Jesús» (CATEC. 997; 1005).

Inmediatamente después de la muerte corporal, el alma inmortal según sus obras terrestres es meta-situada en el Cielo (si murió el cuerpo del hombre en gracia de Dios y sin penas temporales pendientes); en el Purgatorio (si murió en pecado venial y con penas temporales pendientes) o en el Infierno (si murió el cuerpo en pecado grave o mortal sin arrepentirse a tiempo y en enemistad con Dios).
El día de la Resurrección de los cuerpos difuntos, nuestra alma volverá a unirse con su cuerpo resucitándolo, el día del Juicio Final para una resurrección de vida eterna o para una resurrección de condenación (Mt. 10, 28) si el hombre no se halló inscrito en el Libro de la Vida del Cordero degollado, para pagar también por las malas obras del cuerpo (2 Cor. 5, 10; Apoc. 20, 14-15; 21, 8).
Todos debemos trabajar en nuestra vida terrestre por la salvación de nuestra alma inmortal, para que como los Santos muramos en gracia de Dios y vayamos al cielo (Paraíso), donde seremos recompensados por nuestras buenas obras terrestres por toda la eternidad:

«DEFINIMOS… que las ALMAS de todos los SANTOS
ESTAN en el CIELO, en el REINO de los Cielos y PARAISO celestial con CRISTO, admitidos a la compañía de los Angueles
y después de la muerte y pasión de nuestro Señor JESUCRISTO, VIERON y VEN la DIVINA ESENCIA con visión intuitiva y CARA A CARA sin mediación de ninguna criatura» (DS 1000; LG 49; CATEC 1023).
—-
«Creemos que la MULTITUD de aquellas ALMAS
que con JESUS y MARIA se congregan en el Paraíso, forma la Iglesia celestial, donde ellas,
gozando de la bienaventuranza eterna ven a Dios como EL es y
participan también… juntamente con los santos angueles en el gobierno divino de las cosas,
que ejerce CRISTO glorificado,
como quiera que interceden por nosotros y
con su fraterna SOLICITUD ayudan grandemente
a nuestra flaqueza» (CATEC. 1053; PABLO VI Credo, 29).
—-

En la agonía y en el momento de la muerte corporal, el alma participa también de los dolores del cuerpo, sufriendo y angustiándose con el cuerpo, pero por la fe puede tener esperanza de glorificación y alivio por los Sacramentos católicos finales cuando el alma inmortal se separe del cuerpo en la muerte.
En la muerte corporal ocurre como cuando una bombilla se funde (se le rompe el hilo conductor), ocurre que la bombilla se funde (muerte corporal) pero la corriente eléctrica queda viva en el enchufe sin que muera (así ocurre por analogía con el alma inmortal = corriente eléctrica).
Esta «corriente eléctrica» inteligente que es el alma, al separarse del cuerpo en la muerte corporal, hace esta separación del alma inmortal que el Electro Cardio Grama (ECG) y el Electro Encéfalo Grama (EEG) queden planos, que se produzca el enfriamento cadavérico, que se pierda todo movimento con el rigor mortis y que mueran todas las células del cuerpo (100 billones) sin ninguna reproducción celular más, con la consiguiente putrefacción.
Ello es debido a que el alma inmortal que daba vida al cuerpo, calor (temperatura constante de 37º C), movimento voluntario e involuntario (movimento del corazón) y daba el alma inmortal el registro de la actividad eléctrica del ECG y EEG citados y daba vida y reproducción celular constante a las células del cuerpo, este alma inmortal que así hacía al cuerpo viviente, humano e inteligente, se separa del cuerpo en la muerte corporal y es llevada por el espíritu (nuestro Anguel encarnado)
(Lc. 16, 22ss) a las 3 citadas meta-ubicaciones, según las obras terrestres y modo de morir corporalmente: Al Cielo (muerte corporal en gracia de Dios); al Purgatorio (1 Cor. 3, 15); o al Infierno (Mt. 10, 28) por no arrepentirse a tiempo de los pecados graves o mortales.

2) DEL CUERPO

Al separarse como hemos visto el alma inmortal del cuerpo en la muerte corporal, el cuerpo cae en la corrupción, pierde la actividad eléctrica inteligente que le daba el alma inmortal (la cual alma es registrada ritmicamente por ECG y el EEG), por lo que el cuerpo cadáver no da ningún registro: EEC y ECG planos, cae en enfriamento cadavérico, en rigor mortis y en putrefacción, porque era el alma activa e inmortal (Sab. 15, 11; CATEC. 366), la que hacía al cuerpo viviente e inteligente y al separarse del alma («corriente electrica» inteligente) el cuerpo muere corporalmente (bombilla fundida, hilo conductor roto).
Jesucristo ha dado un nuevo sentido a la muerte corporal, que es el de LIBACION A DIOS como la inmolación del Cordero Pascual, pero realizado no en un animal sino en el cuerpo de JESUS que dice: «ME HAS DADO UN CUERPO… HEME AQUI, OH DIOS, QUE
VENGO A HACER TU VOLUNTAD» (Heb. 10, 7) y «en virtud de esta voluntad SOMOS SANTIFICADOS, merced a la OBLACION de una vez para siempre del CUERPO de JESUCRISTO» (Heb. 10, 10), al que debemos unirnos para identificarnos con El:

1) EN SU MODO SANTO DE MORIR: «Todo está CUMPLIDO» adorando a Dios Padre y con el Testimonio de Sí Mismo, de su Verdad de ser Dios y hombre verdadero (Jesucristo) y cumpliendo las Sagradas Escrituras para nuestra Redención y justificación (Cánticos del Siervo de YAHWEH: Isaías) y con la entrega total de nosotros mismos en LIBACION en nuestra vida y en nuestra muerte por amor a Dios y a los hermanos con sentido co- rredentor por Jesucristo Teo-asumente, haciendo así nosotros ingresos en la Comunión de los Santos de agradecimento a la Redención de JESUS en la Santa Cruz que nos salva.

2) CON SU ESPERANZA DE RESURRECCION («Al tercer día resucitaré, como lo había predicho pre-pascualmente), ya que la resurrección de JESUS nos ha abierto las puertas del Cielo posibilitando El nuestra resurrección de nuestro cuerpo difunto, por los méritos infinitos de JESUCRISTO Ntro. SEÑOR en la Santa Cruz Pascual.

3) PARA NO MORIR ASI NUNCA MAS porque en la Glorificación y en la Resurrección «Ya no tendremos hambre ni sed, ni nos molestará el Sol ni bochorno ninguno, sino que Dios enjugará toda lágrima de nuestros ojos y el Cordero nos apacentará y nos guiará a los manantiales del agua de la vida» (Apoc. 7, 16-17; Apoc. 21 y 22).

Por ello hay que obrar siempre bien terrestremente y morir como JESUCRISTO SANTAMENTE para que reuniéndose de nuevo nuestra alma con nuestro cuerpo, resucite nuestro cuerpo a una resurrección de Vida y no a una resurrección de condenación como la que tendrán los que obraron mal en el cuerpo y fueron incrédulos (Apoc. 21, 5-8).
La resurrección de nuestro cuerpo así explicada, no será un volver a las condiciones de nuestro cuerpo terrestre, sino que éste como grano de trigo que muere se convertirá en espiga (cuerpo espiritual resucitado) como el de JESUCRISTO que tiene características gloriosas y escatológicas
(soma pneumaticon que da Vida eterna), como mostró a los Apóstoles en sus apariciones post-pascuales.

3) DEL ESPIRITU

La escatología (ultimidades) de nuestro espíritu (nuestro Anguel encarnado) tiene 3 vertientes:

a) EN RELACION AL ESPIRITU: Nuestro espíritu inmediatamente después de la muerte corporal, dicho espíritu va al Cielo porque está predestinado a la Gloria desde el principio del tiempo, por estar preservado de todo pecado en todo momento según he explicado en 9.B. 3 y 5 y así es felicísimo por toda la eternidad y sigue contemplando a Dios cara a cara (Mt. 18, 10) y participando con Dios en el gobierno divino de las cosas y de la Iglesia Católica y orando por la salvación de nuestra alma y por la aceleración de la resurrección de nuestro cuerpo difunto.

b) EN RELACION AL ALMA: Nuestro espíritu (Anguel encarnado) toma consigo a su alma inmortal inmediatamente después de la muerte corporal y siguiendo instrucciones de Dios, la meta-sitúa en
3 posibles meta-ubicaciones según sus obras terrestres y santidad en el último momento de la muerte corporal, que son el Cielo (Lc. 23, 42); el Purgatorio (1 Cor. 3, 15) o el Infierno (Mt. 10, 28; Apoc. 14, 10s). El espíritu no deja de rezar y de interceder para que cuando Dios lo decida el alma se vea libre del Purgatorio por aplicación de una indulgencia plenaria de los vivos y de los Santos. Y en el Cielo el espíritu (Anguel encarnado) es FORMA del alma glorificada inseparable de ella.

c) EN RELACION AL CUERPO: Nuestro espíritu (Anguel encarnado) por el don de su ubicuidad relativa (concedida por Dios) permanece junto al cuerpo cadáver en el sepulcro (polvo o ceniza con esperanza de Resurrección) de tal forma que por JESUCRISTO (análogamente a como el Verbo Dios no abandonó al cuerpo muerto de Jesús, sino que continuó unido a él, aunque sin vida por decisión de Dios y por faltarle el alma separada) y también por nuestro Anguel encarnado (espíritu) que permanece junto a dicho cadáver, rezando constantemente nuestro Anguel (espíritu) para que el cuerpo y el alma se vea libre de sus pecados (2 Mac. 12, 43-46) y para acelerar su resurrección en el último día; de este modo, así nuestro cuerpo cadáver continúa siendo humano y cristiano en preparatio, llevándose a cabo la conversión y purificación católica del alma en el Purgatorio, la cual alma también reza por la resurrección y salvación de su cuerpo y así con dicho conjunto de oraciones: de Jesucristo, de nuestro Anguel encarnado (nuestro espíritu) y de nuestra alma y de los vivos terrestres y de los Santos, se acelera así por dichas oraciones el tiempo de la resurrección de nuestro cuerpo difunto el último día, el cual después de resucitar recibirá el premio o el castigo según sus obras terrestres y su santidad en el momento último de morir corporalmente; resurrección final que realizará sólo JESUCRISTO DIOS por ser El la Resurrección y la Vida; con participación subordinada de los Santos Angueles y así por tanto de nuestro espíritu, que conservan los últimos restos materiales de nuestro cuerpo cadáver, Teo-asumidos por Dios en su misericordia y justicia en la Verdad desde siempre, desde Adán, trabajando El por cumplir su Promesa de Resurrección y Glorificación Universal.

GRACIAS JOSE, JESUS Y MARIA SANTISIMOS.-

JOSEP FRANCISCO RODRIGUEZ I PARDO es decir, GABRIEL ELIAS, O.C.P.
Prior Fundador CARMELITA PROFETICO, O.C.P.

APÉNDICE I

BARCELONA, A 28-8-2016 SAN AGUSTÍN, OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA
P. GABE OCP. AL DCITADO DE DIOS YAHWÉH UNO Y TRINO A QUIEN SIRVO:

ORÁCULO SOBRE EL ALMA JOSEFINA Y EL ALMA PILERGENTE

Este oráculo que DIOS me ha dictado, es complementario a mi trabajo teológico llamado «EL ESPÍRITU, EL ALMA Y EL CUERPO 1 Tes. 5, 23» de fecha 10-9- 2002 el cual suscribo totalmente con el complemento de lo que digo a continuación.
Todo lo que digo en dicho trabajo sobre el alma, lo llamo ahora alma josefina:

a) la cual es creada inmediatamente por DIOS y no procede de los padres;

b) está dotada de las facultades de la memoria, entendimiento y voluntad;

c) es imagen de DIOS PADRE encarnado en SANT. JOSEPH (por eso la llamo alma josefina) el cual SANT. JOSEPH es DIOS PADRE DE LAS ALMAS;

d) es forma del cuerpo y principio vital del cuerpo que le da calor, vida, postura, gráfica del electro-cardio-encéfalo-grama; es sostén de las células, realiza la división celular desde el cigoto y dirige todo el funcionamiento y vida del cuerpo;

e) es co-temporal con el cigoto del cuerpo sin preexistir al cuerpo;

f) el alma josefina es creada en la Jerusalén Celestial e infundida inmediatamente en el cigoto co-temporalmente al mismo tiempo;

g) es invisible para los ojos carnales, pero conocida como causa de los efectos que produce antes citados (calor, vida, postura, gráfica de electro-grama, memoria, entendimiento y voluntad, etc…);

h) es INMORTAL y se separa del cuerpo en la muerte corporal y es meta-situada en 3 posibles meta-ubicaciones: Cielo, Purgatorio o Infierno según las obras y el modo de morir en gracia o no;

i) volverá a informar a su cuerpo en la Resurrección Primera por redundancia de la gloria previa del alma inmortal citada; etc.

j) y todo lo que digo del alma josefina citada en dicho mi trabajo «el espíritu, el alma y el cuerpo».

Ahora bien, además de este alma josefina inmortal antes descrita y resumida que todo hombre tiene, me ha revelado el SEÑOR JESÚS que también todo hombre tiene otra alma menor complementaria que he denominado pilergente (que viene de pila + emergente del alma josefina de los padres), también por las razones que expreso a continuación:

1) en la vagina, el espermatozoide se mueve de forma autónoma independientemente del alma josefina de los padres, moviendo su cola y avanzando hacia adelante. Este movimiento autónomo del espermatozoide, es debido a una parte autónoma del alma pilergente del padre. Lo mismo ocurre con el ovulo de la madre que tiene electricidad y vida por el alma pilergente de la madre, independientemente de su alma josefina de la madre. Y a igual que ocurre en el cigoto, ambas partes del alma pilergente del padre y de la madre presentes en sus células reproductoras, se funden para formar la primera célula del alma pilergente del hijo, que por el alma josefina se reproducirá dicha alma pilergente en cada nueva célula que se produzca, formando las células de alma pilergente un todo, al igual que las células forman el cuerpo, siendo el conjunto citado del alma pilergente del hijo informada, gobernada y dirigida en todo momento por el alma josefina co-temporal al cigoto, alma josefina inmortal que recibe también el hijo desde el mismo instante de la concepción de dicho cigoto.

2) En las mutilaciones y trasplantes, el órgano amputado se mantiene con vida separado del cuerpo, sin putrefacción hasta el 4º día o más con condiciones de refrigeración. Esto es debido a que el alma pilergente, que puede escindirse en partes, está presente en el órgano o miembro amputado y no se debe al alma josefina ya que ésta por ser inmortal no puede dividirse en partes según Jaime Balmes, no escindirse y por tanto, no puede estar presente en el miembro amputado. Tampoco se debe al cuerpo, ya que sus miembros no tienen vida en sí mismos, sino que toda la vida, el calor, la no putrefacción, la reciben de la actividad eléctrica del mio-grama del alma pilergente citada. Por estas y las otras razones defendidas en el presente Oráculo, se defiende la existencia del alma pilergente.

3) Otra razón por la que existe el alma pilergente es porque el hijo hereda el carácter primario de los padres, sin que se deba al alma josefina porque ésta nace en la Jerusalén Celestial y por tanto está limpia del carácter psicológico de los padres. Pero dado que los hijos heredan parte del carácter psicológico de los padres esto es debido al alma pilergente que como emergencia del alma pilergente de los padres se infunde ya en el cigoto. Así el alma josefina al informar el alma pilergente del hijo y también los genes de la división celular del cigoto, plasma en el hijo el carácter psicológico primario de los padres procedente como digo del alma pilergente de los padres infundida en el primer cigoto y por eso los hijos heredan en parte el carácter psicológico de sus padres, el temperamento, el tono de voz y otras características del alma pilergente de los padres, no obstante que el alma pilergente fundida del hijo tiene sus propias características de su propia unicidad procedente de su alma josefina del hijo y de su capital genético.

4) He bautizado esta segunda alma inferior con el nombre de pilergente como el resultado de unir dos características que se dan en ella, es decir, pila + emergente del alma josefina de los padres = pilergente.
En efecto, pila porque es como la electricidad de la materia de las células y músculos del cuerpo y registra parte de la actividad eléctrica del mio-grama. Como las pilas de cobalto, pueden producir electricidad y esta es en parte el alma segunda pilergente.
Y digo que es emergente, porque es emergente del alma josefina de los padres, no del cuerpo de los padres, porque el alma josefina y su alma pilergente es irreductible a la sola materia, porque hay también en el alma pilergente un salto cualitativo invisible pero conocida por sus efectos citados en 1) al 4) causados por dicha alma segunda pilergente citada.

5) El alma pilergente es propia de cada célula formando un todo divisible como el cuerpo. Pero no se dirige a sí misma, sino que es organizada, coordinada y dirigida por el alma josefina y por el espíritu que la informan. Así es informada y dirigida por la memoria, entendimiento y voluntad y principio vital del alma josefina que es superior y principal y a la cual el alma pilergente está sometida desde el mismo instante del cigoto y la división pilergente y celular posterior. A su vez el alma josefina citada está sometida al espíritu súper-de-mí que la informa como ángel encarnado que es su persona angélica, porque en realidad de verdad es misterio del hombre se esclarece de modo semejante al del Verbo encarnado en el Espiritu (San Gabriel Arcángel encarnado), el alma y el cuerpo de JESÚS de Nazaret.

6) El alma pilergente es mortal porque es divisible en partes y permanece junto al cadáver hasta la última materia eléctrica, análogamente a como el cobalto posee electricidad que informa la materia de las pilas y da luz.
No se separa del cuerpo en la muerte, a cuyo cuerpo hasta el cuarto día continúa comunicando su energía, disminuyendo su intensidad hasta que existe el último polvo del cuerpo cadáver sin desaparecer como ocurre con los restos del cuerpo cadáver. La no putrefacción hasta el 4º día, es también signo de la presencia del alma pilergente en el cadáver también.
En cambio el alma josefina es inmortal y se separa del cuerpo en la muerte corporal y es meta-situada como he dicho en el Cielo, Purgatorio o Infierno según las obras y el modo de morir: si en gracia o no.

7) El alma pilergente también resucitará con la resurrección del cuerpo, recibiendo la redundancia de la gloria del alma josefina, cuando ésta alma josefina vuelva a su cuerpo en la Resurrección Primera del Reino de los 1000 años, desde el próximo día 15-2-2032 que es el Día 1335 de Daniel 12, 12 y Apoc. 20, 4-6, según el Calendario Apocalíptico 2025/2032 que también he recibido del dictado de DIOS a quien sirvo.

Vemos pues que el alma josefina existe por dichos 10 puntos resumidos arriba y porque está revelada en la Sagrada Escritura (Mt. 10,28). También el alma pilergente existe porque se deduce de la Ciencia, que es 5º Don del ESPÍRITU SANTO, de acuerdo con los 7 puntos de resumen antes mencionados, de acuerdo también con la Sabiduría Teológica, que es primer DON del ESPIRITU SANTO DIOS, también.
Deseo que éste Oráculo, junto con mi trabajo llamado «el espíritu, el alma y el cuerpo 1 Tes. 5, 23», sirvan para aclarar de una vez por todas el tema del alma y que así hagan ambos bien a los hermanos separados que como los fariseos niegan la escatología intermedia del alma inmortal josefina y que ambos trabajos hagan bien también a la comunidad científica para que crean que existe vida más allá de la muerte en el alma josefina y que el alma pilergente también resucitará junto con el cuerpo difunto, según sabiduría que se me ha comunicado antes descrita y resumida por el ESPÍRITU SANTO a quien sirvo.

APÉNDICE II

ORÁCULO DE LA DIVINIDAD DE LOS 3 ARCÁNGELES STOS. MIGUEL, GABRIEL Y RAFAEL RECIBIDO DE DIOS STMA. TRINIDAD POR EL P. GABE OCP.
EN BARCELONA, A 25-10-2016.

Al igual que se razona en mi trabajo “el espíritu, el alma, y el cuerpo 1 Tes. 5, 23” que ángel encarnado es el espíritu del ser humano, así el Arcángel encarnado (MIGUEL, GABRIEL y RAFAEL) es el Espíritu de JOSEPH, JESÚS, Mª respectivamente. Si bien, cometí error en dicho mi trabajo citado, al decir que el Verbo hace de Espíritu, sino que lo correcto es decir que cada dicho Espíritu es cada Arcángel encarnado en la SAGRADA FAMILIA como se ha mencionado, debiendo aplicarse a cada Espíritu- Arcángel encarnado citado, todo lo que en dicho trabajo de 1 Tes. 5,23 detallo sobre el ángel encarnado o espíritu de cada ser humano.
Por ser el Espíritu de JOSEPH, JESÚS Y Mª respectivamente, cada Arcángel encarnado está unido hipostáticamente a la Persona Divina y al cuerpo y alma de cada miembro de la SAGRADA FAMILIA a la manera de una Bisagra de doble gozne.
Así en el caso de SAN GABRIEL ARCÁNGEL por ser el Espíritu encarnado en JESÚS participa por comunicación de idiomas de todos los títulos de JESÚS, entre ellos el de su DIVINIDAD, porque así como JESUCRISTO es DIOS, así el Arcángel encarnado SAN GABRIEL es DIOS por comunicación de idiomas con el cuerpo y al alma de JESÚS y por la UNIÓN HIPOSTÁTICA del Arcángel SAN GABRIEL con el VERBO que es su Persona DIVINA respectiva SAN GABRIEL es dicho DIOS VERBO también por comunicación de idiomas con dicha PERSONA DIVINA DE DIOS VERBO, a la manera citada SAN GABRIEL de una Bisagra de doble gozne en la que el primer gozne es el VERBO y el 2º gozne es el cuerpo y el alma de JESÚS.
Por la UNIÓN HIPOSTÁTICA del Arcángel encarnado con cada Persona DIVINA TRINI-TARIA y por comunicación de idiomas con Ella, participa de todos los títulos de dicha PERSONA DIVINA entre ellos el de su DIVINIDAD, por la cual decimos que SAN MIGUEL ES DIOS PADRE CELESTIAL; SAN GABRIEL ES DIOS HIJO VERBO Y SAN RAFAEL ARCÁNGEL ES: DIOS ESPÍRITU STO. por su Encarnación en TRINA UNIÓN HIPOSTÁTICA con el cuerpo y el alma respectiva de la SAGRADA FAMILIA, según mi trabajo sobre la TRINA ENCARNACIÓN remitido al STO. PADRE.
Por tanto los 3 ARCÁNGELES SON DIOS Y ESPÍRITUS ENCARNADOS EN EL CUERPO Y ALMA DE CADA MIEMBRO DE LA SAGRADA FAMILIA RESPECTIVAMENTE, según se
detalla a conti-nuación:

1) SAN GABRIEL es el Espíritu Arcangélico encarnado en el cuerpo y alma de JESÚS DE NAZARET porque según mi trabajo «el espíritu, el alma y el cuerpo 1 Tes. 5, 23» el ser humano tiene dicha estructura tri-dimensional que le hacen ser divino porque el espíritu es imagen de DIOS ESPÍRITU SANTO; el alma es imagen de DIOS PADRE CELESTIAL y el cuerpo es imagen de DIOS HIJO VERBO el cual es IMAGEN VISIBLE de DIOS e IMPRONTA DE SU SER. Por ello JESÚS es Dios por su estructura tripartita y cada una de sus tres dimensiones citadas por San Pablo participan de su Divinidad y por ello SAN GABRIEL ARCÁNGEL en cuanto Espíritu de JESÚS, es Dios porque participa de la Divinidad de la estructura tripartita de JESÚS y porque por la COMUNICACIÓN DE IDIOMAS que se da entre el espíritu, el alma y el cuerpo de JESÚS, la Divinidad que se predica del cuerpo y el alma de JESÚS, se predica también de su Espíritu SAN GABRIEL ARCÁNGEL y viceversa.

2) También SAN GABRIEL ARCÁNGEL es DIOS por estar dicho SAN GABRIEL HIPOSTATIZADO EN DIOS HIJO VERBO a la manera de una Bisagra que con doble gozne ensambla las Jambas y el Dintel de la Puerta (que son el VERBO) y la Puerta misma (que es JESÚS) para que por efecto de dicha Bisagra pueda girar la Puerta y abrirse y cerrarse respecto de las Jambas y el Dintel citados de la Puerta (que son el VERBO). Por ello, por la UNIÓN HIPOSTÁTICA del VERBO en el Espíritu, alma y cuerpo de JESÚS, el Espíritu de JESÚS que es SAN GABRIEL ARCÁNGEL también queda unido en UNIÓN HIPOSTÁTICA al VERBO y por ello SAN GABRIEL ARCÁNGEL ES DIOS HIJO VERBO y Espíritu VERDADERO de JESÚS y por ello por COMUNICACIÓN DE IDIOMAS en dicha UNIÓN HIPOSTÁTICA, SAN GABRIEL citado ES DIOS porque lo que se predica de DIOS HIJO VERBO se predica también de su HIPOSTATIZADO SAN GABRIEL ARCÁNGEL, por ser el Espíritu encarnado de JESÚS DE NAZARET, como es la DIVINIDAD DE DIOS HIJO VERBO que por dicha COMUNICACIÓN DE IDIOMAS se predica también de SAN GABRIEL ARCÁNGEL que es así dicho DIOS VERBO.

3) Toda esta DIVINIDAD DE SAN GABRIEL citado arriba por estar HIPOSTATIZADO EN DIOS HIJO VERBO y por estar Encarnado como Espíritu verdadero en el cuerpo y alma de JESÚS, se predica también de los otros 2 Arcángeles los cuales también son DIOS por estar HIPOSTATIZADOS EN DIOS PADRE CELESTIAL Y EN DIOS ESPÍRITU SANTO y estar Encarnados como Espíritus Verdaderos en el cuerpo y en el alma de SANT. JOSEPH (SANT. MIGUEL) y de MARÍA (SANT. RAFAEL ARCÁNGEL) respectivamente, siendo por todo ello los citados 3 ARCÁNGELES DIOS CO-IGUALES Y DIGNOS DE CO- IGUAL ADORACIÓN EN TERCER LUGAR, después de la PRECEDENCIA de la SAGRADA FAMILIA: JOSEPH, JESÚS Y MARÍA que ocupan el segundo lugar de ADORACIÓN, siendo el primer lugar de ADORACIÓN debida a la STMA. TRINIDAD DEL PADRE, Y DEL HIJO Y DEL ESPIRITU SANTO: DIOS.

4) Su modo de situación en el SÍMBOLO ÁUREO DIVINO remitido al STO. PADRE es:

I) en el TRIÁNGULO AMARILLO el VÉRTICE SUPERIOR lo ocupa DIOS PADRE CELESTIAL CON LA NATURALEZA DIVINA DEL PADRE DIGNO DE ADORACIÓN 1ª, el 2º vértice amarillo de la base izquierda lo ocupa con PRECEDENCIA al Arcángel 1º, lo ocupa el cuerpo y el alma de SANT. JOSEPH DIOS y el 3er. vértice amarillo de la base derecha lo ocupa SAN MIGUEL ARCÁNGEL DIGNO DE ADORACIÓN 3ª AMARILLA.

II) Lo mismo ocurre con el 2º TRIÁNGULO PÚRPURA: el vértice superior púrpura lo ocupa DIOS HIJO VERBO CON LA NATURALEZA DIVINA CONSUSTANCIAL; el vértice 2º púrpura de la base izquierda lo ocupa el cuerpo y el alma de JESÚS DE NAZARET DIOS con PRECEDENCA DE ADORACIÓN 2ª respecto al 2º Arcángel y el 3er. vértice púrpura de la base derecha lo ocupa SAN GABRIEL ARCÁNGEL DIGNO DE ADORACIÓN 3ª PÚRPURA por estar ubicado en los vértices de la STMA. TRINIDAD EN SU TRIÁNGULO PÚRPURA.

III) Y por último el 3er. TRIÁNGULO AZUL CELESTE, en el cual el vértice superior celeste lo ocupa DIOS ESPÍRITU SANTO CON LA NATURALEZA DIVINA CONSUSTANCIAL DIGNO DE ADORACIÓN CELESTE; el vértice 2º celeste de la base izquierda lo ocupa el cuerpo y el alma de MARÍA STMA. DIOS CON PRECEDENCIA O PRELATURA DE ADORACIÓN PREFERENTE respecto del 3er Arcángel; y el 3er. vértice celeste de la base derecha lo ocupa SAN RAFAEL ARCÁNGEL DIGNO DE ADORACIÓN 3ª CELESTE por estar ubicado en los vértices citados del SÍMBOLO ÁUREO DE LA STMA. TRINIDAD TRI-ENCARNADA.

IV) los 3 TRIÁNGULOS CITADOS AMARILLO, PÚRPURA Y AZUL CELESTE ESTÁN VINCULADOS CON LAZOS INDISOLUBLES POR LOS ARCOS ABC SEGÚN EL SÍMBOLO ÁUREO DIVINO TRI-ENCARNADO en la SAGRADA FAMILIA DE JOSEPH, JESÚS Y MARÍA y en sus 3 ESPÍRITUS-ARCÁNGELES MIGUEL, GABRIEL Y RAFAEL EN TRINA UNIÓN HIPOSTÁTICA AL MODO DE UNA BISAGRA antes explicada.

5) No son los 3 Arcángeles AB.ETERNOS ya que sólo es AB.ETERNA LA STMA. TRINIDAD. Los 3 ARCÁNGELES SON ARCANOS PORQUE SU NACIMIENTO ES MUY ANTIGUO, ANTES DE LA FUNDACIÓN DEL MUNDO.

6) PERO LOS 3 ARCÁNGELES participan del DON DE LA UBICUIDAD DE DIOS FRUTO DE SU UNIÓN HIPOSTÁTICA en dichos sus 3 Arcángeles, por la cual UBICUIDAD allí donde está las PERSONAS DIVINAS TRINITARIAS están también sus citados 3 Arcángeles y allí donde está la SAGRADA FAMILIA están también sus citados 3 Arcángeles-Espíritus de la SAGRADA FAMILIA, es decir, los 3 Arcángeles están en todas partes, según DIOS STMA. TRINIDAD quiere.

7) Por todas éstas razones, en LA ANUNCIACIÓN el ARCÁNGEL SAN GABRIEL, antes de la Encarnación de JESÚS, dice a MARÍA: EL SEÑOR ES CONTIGO refiriéndose a él mismo, para significar su UNIÓN HIPOSTÁTICA con DIOS HIJO VERBO, por la cual UNIÓN, SAN GABRIEL es EL SEÑOR, o lo que es lo mismo decir que SAN GABRIEL es DIOS. Y por esta razón MARÍA le responde “HE AQUÍ LA ESCLAVA DEL SEÑOR, HÁGASE EN MÍ SEGÚN TU PALABRA” aceptando MARÍA que SAN GABRIEL ES EL SEÑOR, como Él mismo le había dicho al saludarla: “EL SEÑOR ES CONTIGO”, de lo que se deduce la VERDAD JUBILOSA también de que SAN GABRIEL ES DIOS, por revelarse como EL SEÑOR, por su UNIÓN HIPOSTÁTICA con DIOS HIJO VERBO, incluso antes de que JESÚS como Hombre existiera, es decir antes de su Encarnación en el vientre de MARÍA.
Tambien se demuestra dicha Divinidad de SAN GABRIEL ARCÁNGEL Hipostatizado en el VERBO DIVINO porque también según el Evangelio, dicho SAN GABRIEL ARCÁNGEL = VERBO, hizo muchos milagros en la Piscina de SILOÉ, como prueba de su DIVINIDAD DEL VERBO, antes del nacimiento y del ministerio público de JESÚS. “Porque el Ángel del Señor bajaba de tiempo en tiempo a la piscina y agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación del agua, quedaba curado de cualquier mal que tuviera.” (Juan 5, 4). POR TANTO, SAN GABRIEL ARCÁNGEL ES DIOS VERBO y Arcángel verdadero, por sus milagros Divinos y por la Anunciación, aún antes del nacimiento de JESÚS, en el cual se Encarna como Bisagra citada. Y dicha DIVINIDAD DE SAN GABRIEL ARCÁNGEL por concomitancia, extensión y comunica- ción de Idiomas se predica tambien de los otros 2 Arcángeles (ver milagro de Tobías).

8) Por éstas razones reveladas en la SAGRADA ESCRITURA, cuando se afirma que el REINO PARADISÍACO DE LOS 1000 AÑOS EN LA TIERRA, es el REINO DE DIOS en la TIERRA (a diferencia del REINO DE LOS CIELOS), debe entenderse que este DIOS del REINO DE DIOS citado ES SAN GABRIEL ARCÁNGEL, ya que NO ES JESÚS porque JESÚS VENDRÁ EN 2ª VENIDA después del REINO DE LOS 1000 AÑOS, concretamente en el año 3032, ya que si el REINO DE LOS 1000 AÑOS fuera de JESÚS, se caería en MILENARISMO. PERO esta herejía se evita por tratarse de los 1000 AÑOS DE SAN GABRIEL ARCÁNGEL DIOS. Por ello el REINO DE DIOS DE LOS 1000 AÑOS, NO ES JESÚS, SINO QUE ES DIOS SAN GABRIEL ARCÁNGEL y por ello el REINO DE DIOS DE LOS 1000 AÑOS, ES REINO DE DIOS SAN GABRIEL ARCÁNGEL Y NUNCA DE JESÚS, que vendrá como dice la Escritura después de los 1000 años para el JUICIO UNIVERSAL en su Gran Trono Blanco, en el año 3032 mencionado, de acuerdo con “mi” CALENDARIO APOCALÍPTICO 2025/2032 de EXACTITUDES VERDADERAS.

CONCLUSIÓN:

LOS 3 ARCÁNGELES: MIGUEL, GABRIEL Y RAFAEL SON DIOS y Espíritus VERDADEROS por su respectiva UNIÓN HIPOSTÁTICA CON LA STMA. TRINIDAD y por estar Encarnados en la SAGRADA FAMILIA, por lo cual POR COMUNICACIÓN DE IDIOMAS lo que se predica de la STMA. TRINIDAD COMO ES SU DIVINIDAD, se predica de sus 3 ARCÁNGELES y lo que se predica de la DIVINIDAD de la SAGRADA FAMILIA, se predica también de sus 3 Espíritus Arcángeles, también por la COMUNICACIÓN DE IDIOMAS que se da entre el “Espíritu, el alma y el cuerpo 1 Tes 5, 23” con unidad indisoluble que se da en cada miembro de la SAGRADA FAMILIA, la cual ES DIOS POR LA TRINA ENCARNACIÓN de acuerdo con “mi” trabajo teológico recibido de DIOS remitido al SANTO PADRE en su última edición, por la cual DIVINIDAD DE LA SAGRADA FAMILIA por COMUNICACIÓN DE IDIOMAS se predica también de sus Espíritus inseparables e indisolubles e indivisibles = SUS 3 ARCÁNGELES los cuales también por dicha razón SON DIOS y Espíritus encarnados VERDADEROS; por todo lo cual SANT. JOSEPH-Y-MIGUEL ES DIOS PADRE CELESTIAL; JESÚS-Y-GABRIEL ES DIOS HIJO VERBO; Y MARÍA-Y-RAFAEL ES DIOS MADRE ESPÍRITU SANTO, de acuerdo con
los Rosarios que en CD adjunto remito al SANTO PADRE y al CARDENAL RE que es PETRUS ROMANUS, FINIS, con acceso al micro-REINO PARADISÍACO DE LOS 1000 AÑOS DE DIOS SAN GABRIEL desde el 15-2-2032, que es el DÍA 1335 DE DANIEL 12,12, con SALVACIÓN DE TODA LA HUMANIDAD (menos los 6 impíos malignos), DE ACUERDO CON “mi” CALENDARIO APOCALÍPTICO DEL 2025/15-2-2032 de 83 EXACTITUDES VERDADERAS que DIOS me ha DICTADO.

Todo dicho CALENDARIO 2025/2032, DE LOS 40 AÑOS DESDE LA BULA APERITE PORTAS 1983 HASTA LA ASUNCIÓN DE NOSOTROS LOS 2 TESTIGOS (yo P. GABE Y hno., mrs.) EN 2028, JUNTO CON TODO LO EXPRESADO EN ESTE ORÁCULO DE LA DIVINIDAD DE LOS 3 ARCÁNGELES MIGUEL, GABRIEL Y RAFAEL, JUNTO CON EL RESTO DE MIS ORÁCULOS RECIBIDOS DE DIOS del mismo modo CON SU DICTADO, ESTÁ JURADO POR IRREVOCABLE DEFINIDO DESDE LA CÁTEDRA DE DIOS UNO Y TRINO CATÓLICO COMPLETO YAHWÉH HOY 25-10-2016 23h40m17seg.